1-. Que no hay evidencia de que los jóvenes fuesen a boicotear ningún acto político,
como se dijo inicialmente, en un intento de explicar la acción contra ellos.
2. Que el GIEI no encontró ninguna evidencia de que los normalistas formasen parte
o estuvieran infiltrados por ningún grupo del crimen organizado, como se manifestó
en distintos momentos, lo que habría desencadenado las atrocidades cometidas. Las autoridades de Iguala sabían que se trataba de normalistas que iban a tomar autobuses para realizar una marcha el 2 de octubre.
3. Que la acción produjo cerca de 180 víctimas directas y hasta cerca de 700 familiares
afectados, se dio en 9 escenarios diferentes con disparos de armas de fuego y
violencia, durante 4-5 horas, y con participación directa de dos cuerpos de policía
municipal de Iguala y Cocula, y probable participación de agentes de otros cuerpos
de seguridad de Iguala y de la zona.
4. También señaló que diferentes niveles de autoridades tenían información sobre lo
que estaba sucediendo, de la llegada de los normalistas a las inmediaciones primero
y luego a la ciudad de Iguala. El movimiento de los normalistas fue controlado desde
las 18:00 h que salieron de Chilpancingo hasta las 20:30 h en que seguían a las afueras
de Iguala, especialmente por policía estatal, federal y ejército.
7. El informe mostró también la omisión, en los primeros meses de investigación hasta
la investigación del GIEI, de un 5º autobús que los normalistas habían tomado y que
no estaba siendo investigado. Posteriormente las versiones eran contradictorias y no respondían a la verdad de lo sucedido. Este 5º autobús Estrella Roja, que salió por la puerta de atrás de la Central camionera, se detuvo antes de salir de la ciudad, y después fue parado por policía federal, cerca del escenario del Palacio de Justicia donde se encontraba bloqueado y era agredido otro autobús de normalistas por parte de la policía municipal, el Estrella de Oro 1531. Los estudiantes que iban en ese 5º autobús sobrevivieron a los hechos pero fueron perseguidos y sufrieron disparos por parte de policías municipales, con participación de una patrulla ministerial según su testimonio, durante cerca de 3 horas hasta conseguir salvarse.
La opacidad de la existencia de este autobús, las contradicciones evidentes del testimonio
del chofer, así como una carta encontrada con su firma que confirma el testimonio de los
normalistas, fueron parte de las cuestiones que llevaron al GIEI a plantear una hipótesis
del caso que debía ser investigada. Esta hipótesis es la posibilidad de que dicho autobús
podría haber sido un medio de transporte de la heroína que se produce en la zona, lo
que podría explicar el nivel del operativo dirigido a no dejar salir los autobuses, al cerco
en la carretera que se muestra en este estudio y la agresión creciente contra ellos, con
la desaparición forzada de los normalistas y el ataque masivo contra el autobús de Los Avispones.
Los hechos ocurrieron en un área mayor a la zona de Iguala-Chilpancingo, llegando hasta Mezcala y Huitzuco.
Los nuevos hechos señalados en este estudio muestran:
1. Una extensión del control de la movilidad por la carretera Iguala-Chilpancingo
hasta Sabana Grande, donde se situó un bloqueo con un tráiler y varios vehículos a
las 24:00 h, apenas a 3 kilómetros del cruce de Santa Teresa donde fue atacado el
autobús de Los Avispones, y al menos otros cuatro vehículos, con resultado de tres
personas muertas y numerosos heridos graves.
2. La participación de varias patrullas de policía en el ataque a los Avispones que se
retiraron después del mismo, a las 23:45 h, por la carretera hacia Santa Teresa. Dicha
carretera que se dirige a esa población, pero conecta también con otras poblaciones
cercanas como Apipilulco, Huitzuco o Pololcingo.
3. La movilización de la policía de Huitzuco, con unos 25 efectivos y seis patrullas,
para llevar a cabo, aparentemente, un retén en la carretera en el cruce hacia Pololcingo, sin ningún motivo declarado, durante las horas claves de esa noche, mientras estaban dándose los ataques a los normalistas y Los Avispones. Según sus bitácoras, la salida de patrullas de policía de Huitzuco fuera de la ciudad se dio de 23:00 h a 01:40 h. Además, la policía de Huitzuco estaba alertada a través del C-4 de los hechos de Iguala contra los normalistas. Dicha área queda en la zona de influencia de Iguala y el cruce de Santa Teresa.
4. La existencia de un bloqueo en la carretera en Mezcala durante alrededor de 2 h, entre
las 24 h aproximadamente y las 2 h de la madrugada, y el ataque a dos vehículos,
con dos personas heridas por arma de fuego en dicho lugar. Dicho ataque habría sido
llevado a cabo por parte de un numeroso grupo de hombres armados, aparentemente
miembros del crimen organizado, con armas de gran potencia.
5. El control de la movilización por la carretera entre Iguala y Chilpancingo se dio
durante toda la noche. A las 02:00 h del día 27 fue liberado el paso en Mezcala, por
un convoy donde iban autoridades estatales, policía estatal y federal. Otros testigos
entrevistados muestran que solo durante las últimas horas de la madrugada, hasta
las 05:00-06:00 h se liberó completamente el control y la amenaza a quien circulara
por dicho lugar, al menos en el trayecto hasta Mezcala, en la ruta entre Iguala y
Chilpancingo.
6. Otro bloqueo con un tráiler se dio en la zona de Sabana Grande, cerca ya del crucero
de Santa Teresa, aunque fue limitado en el tiempo. Una vez que el autobús de los
Avispones fue atacado en el crucero de Santa Teresa, dicho bloqueo se mantuvo
durante un tiempo limitado, siendo quitado por sus mismos autores sin intervención
externa. Esto podría mostrar que los autores de dicha acción conocieron el resultado
del ataque en Santa Teresa y su acción podría haber estado encaminada a bloquear el
paso del autobús. Los autores del mismo fueron personas con armas largas, vestidas
de civil, que tenían camionetas último modelo. Dicho bloqueo, y la participación de
personas armadas o existencia de otros testigos, no ha sido investigada hasta ahora.
7. Para el GIEI el conjunto de la acción muestra un modus operandi coordinado para
evitar la huida de los autobuses. El cerco de dicha acción se completó en Mezcala,
donde se instaló otro bloqueo probablemente con el mismo objetivo. Que este bloqueo
se mantuviera en el tiempo más que en el caso de Sabana Grande, podría obedecer al
hecho de que no existe cobertura telefónica en la zona de Mezcala, y la pérdida de señal
podría hacer que los perpetradores no tenían información sobre el control y el ataque
al autobús de los Avispones. Los nuevos datos muestran un grupo aún más numeroso
de gente implicada en el caso y que se habría movilizado para levantar un cerco en la
carretera donde se preveía el escenario de huida de los normalistas, y específicamente
refuerza la hipótesis del 5º autobús señalada en el primer informe del GIEI.