miércoles, 2 de diciembre de 2015

¿Crisis de Derechos Humanos o esencia del sistema capitalista?



Para algunos especialistas, analistas e incluso organizaciones sociales lo sucedido en Iguala, Guerrero el 26 de septiembre de 2014 y la impunidad que hasta hoy se mantiene en el caso es resultado de una crisis estructural en materia del cumplimiento de los Derechos Humanos de la población y de una crisis de corrupción del Estado.
Nosotros no coincidimos con esa opinión, nosotros afirmamos que el acto de terrorismo de Estado contra los estudiantes de la Escuela Normal Rural “Raúl Isidro Burgos”, la impunidad sostenida con base en mentiras y el sistema judicial imperante refleja la esencia (“el corazón podrido” diríamos nosotros) del sistema económico capitalista que ha sustentado su origen y desarrollo en el aplastamiento de la vida de millones de personas. Lo sucedido en Iguala es resultado de la profunda crisis económica que vive hoy el capitalismo en todo el mundo y en particular en México.
Sostenemos que lo que para algunos es una crisis de impunidad, de corrupción y de violaciones de derechos humanos no es más que resultado de la implementación a “sangre y fuego” del neoliberalismo en nuestro país; que la corrupción y la impunidad imperante en México no son las causas de las graves violaciones de derechos humanos, sino el efecto de la inhumanidad de la que se sirve la clase dominante para perseguir la máxima ganancia a costa de todo y de todos.
La corrupción, la impunidad y las violaciones permanentes y sistemáticas contra los derechos humanos de la mayoría de la población son inherentes al sistema capitalista de producción que hoy ante su crisis económica intensifica y profundiza su política neoliberal sin importar el aumento del grado de crueldad ejercido hacia todo aquél que se oponga a sus intereses económicos o políticos o que para “su mala suerte” se atraviese en su camino.
El motivo de la ejecución extrajudicial y desaparición forzada de los estudiantes y no estudiantes en la noche del 26 de septiembre de 2014 lo debemos de buscar en cómo se ha venido despojando de su territorio a pueblos y comunidades del estado de Guerrero (y en todo el país) para la explotación minera y maderera principalmente; la motivación debemos buscarla en la estrategia de control social y contrainsurgente que lleva años aplicándose en ese estado; y también en las leyes que legalizan la explotación al máximo de la fuerza de trabajo y le niegan a ésta, toda posibilidad legal de defenderse.
La motivación para desollarle el rostro a un joven la debemos de buscar en el entrenamiento de los elementos de las fuerzas militares, policiacas y paramilitares en el uso del terror para inmovilizar a la población, para acallarla, para hacerla cómplice de las prácticas de sometimiento de un Estado que ha planificado una estrategia para beneficiar a una cuantas empresas nacionales e internacionales y, por supuesto, a sus dueños.
En los años ochenta los militares salvadoreños empalaban a quienes consideraban base social de la insurgencia, en Guatemala degollaban y abrían el vientre a las mujeres embarazadas, en Perú envolvían vivos a los prisioneros con la piel de un animal recién desollado para que, cuando ésta se pudriera, los gusanos que ahí se alojaban se comieran viva a la persona. Los métodos más crueles de tortura y ejecución han sido inventados por los militares al servicio de la clase burguesa para mantener su sistema económico y político de dominación.
Claro, la burguesía dirá que no es cierto, y algunos funcionarios de otros países dirán incluso que lo que pasa es que el Estado está ausente porque no sabe qué hacer o no quiere, omitiendo decir la verdad: el Estado, este Estado mexicano está al servicio de los intereses de la burguesía y, al mismo tiempo, como clase, es igual o más responsable de lo que está sucediendo en nuestro país.
Es lamentable leer que esta verdad es la que casi nadie se atreve a decir; es lamentable que aún en lo que se dice “izquierda” se hable más de la corrupción que de las razones económicas y políticas de esta clase para continuar masacrando a la población; es lamentable que la mayoría de las organizaciones de derechos humanos no hablen de manera amplia y abierta del derecho de las víctimas a la Reparación Integral del Daño y dentro de este derecho, omitan las llamadas garantías de no repetición.
Las garantías de no repetición son las medidas políticas, jurídicas, económicas y sociales, que permiten que las estructuras legales e ilegales que originan y fomentan las violaciones de derechos humanos, e incluso crímenes de lesa humanidad, sean destruidas y sus responsables castigados.
Del oportunismo no nos sorprende que se quede en la superficie de la realidad y no desee profundizar en las causas y que además intente, como siempre, estar al frente del movimiento cuando la ola está en ascenso. Será interesante conocer cómo justificarán su ineficacia, su incongruencia, su falta de compromiso para llegar en serio a la verdad de los hechos y, sobre todo, al saber la Verdad, comprobar una vez más que no estarán dispuestos a luchar con energía y firmeza por la Justicia y la Reparación Integral del Daño, porquepedirles que luchen contra el capitalismo sería ingenuo de nuestra parte.
Nosotros los integrantes de la OLEP tenemos un compromiso con nuestro pueblo: transformar la realidad capitalista que nos oprime, vincular las luchas inmediatas del pueblo con las luchas a largo plazo, elevar el nivel de conciencia proletaria para construir alternativas organizativas que nos permitan terminar de raíz con las desgracias que se originan en este paraíso de la descomposición humana y de las justificaciones simplonas que pretenden convencernos de que el sistema económico y social existente no es su origen.

El segundo nivel de la Escuelita Zapatista (III)



Los estudiantes de la Escuelita Zapatista que esperan pasar al segundo nivel tuvieron acceso a un video de más de tres horas de duración, en el que se muestra, en una parte significativa, la historia menos conocida del EZLN: la de los años previos al levantamiento de 1994. Este memorable documento fílmico, que ofrece una lección extraordinaria de cómo organizarse en las condiciones más adversas, se inicia con una introducción del subcomandante insurgente Moisés, actual vocero de esa organización político-militar, a la que siguen alrededor de 30 intervenciones de los y las responsables locales, provenientes de los cinco caracoles zapatistas.
En estos testimonios se dan a conocer, de viva voz y en las varias lenguas de los pueblos, las vicisitudes del trabajo clandestino desde los años cruciales de 1983 y 1984; el lento y tortuoso proceso de toma de conciencia, explicando eso de las 13 demandas, la explotación, el capitalismo, el imperialismo, el Estado burgués, la crítica y la autocrítica; se habla de los primeros reclutamientos, de las formas de comunicación en el sigilo y la discreción, reuniéndose en la milpa o en el cafetal, en la montaña, evitando las carreteras transitadas, caminando por las brechas (picadas), de noche, muchas veces lloviendo, aguantando hambre, lodo, frío y calor, todo por la lucha.
Se detallan las normas de seguridad para no delatar la presencia de la organización en ciernes, incluyendo la compartimentación con familias, vecinos y amigos, quemando los apuntes para que el enemigo no supiera de nosotros; rememoran los sacrificios y afanes de los primeros militantes, de las iniciales deserciones y traiciones de los rajados, así como de los compas que siguen firmes en la lucha; se describen las tareas de los responsables locales y regionales a lo largo de los años, así como los sacrificios y las condiciones en que tiene lugar la preparación militar de los insurgentes y milicianos. Se buscaban los lugares seguros para los entrenamientos y, paralelamente, los propios militantes compraban sus armas, machetes, botas, hamacas, uniformes y baterías; se hacían reservas, pues no sabían cuánto tiempo duraría la guerra. Se puso una panadería, una sastrería, más tarde, una radio. Para esto se cooperaban entre las bases de apoyo y se hacían trabajos colectivos; se asumía la rebelión como una gran tarea de todos y todas, mientras los insurgentes daban entrenamiento a los milicianos y, en medio de todo este ajetreo, que finalmente llevó al levantamiento de 1994, había tiempo para levantarse el ánimo, sobre todo al darse cuenta de que cada día eran más los convencidos, de que había concentraciones de miles, con quienes se integraban los pelotones, batallones y regimientos de lo que sería el Ejército Zapatista de Liberación Nacional. Con los voceros zonales y regionales se integró el Comité Revolucionario Indígena. En todos estos esfuerzos organizativos se seguía el método del compañerismo y la unidad, la información y formación, la economía de recursos destinados a la movilización. Cuando llegaban los insurgentes armados y uniformados a un poblado, se hacían fiestas de bienvenida con marimba y baile.
En las exposiciones se identifican valores y cualidades de los eventuales miembros de la organización, esto es, se escogía a quien hablaba bien, mostraba puntualidad, disciplina y cumplimiento de los trabajos, sin adicciones, con una conducta intachable y, sobre todo, que no tuvieran contacto con el gobierno y los finqueros. De éstos, se eligió a los mejores para ser responsables locales y regionales. En estos años se van forjando los principios básicos de la organización: no rendirse, no venderse, no claudicar, no engañar a las bases.
Resulta muy aleccionador lo referente al trabajo de las mujeres en la organización guerrillera: sus primeras incorporaciones a las tareas periféricas en el inicio, y su paso hacia cargos y quehaceres de mayor responsabilidad, incluyendo los relacionadas directamente con la guerra que se preparaba, esto es, como milicianas e insurgentas. En la consulta de 1993 para decidir el inicio de la guerra, ellas también firmaron el acuerdo, prepararon el alimento para milicianos y milicianas que marcharon al frente; incluso, se da a conocer una acción militar en una pista de aterrizaje de aviones, en la que las mujeres derribaron la antena y expropiaron un radiotransmisor. Ahora, con mucho orgullo, afirman que han aprendido mucho: que son agentas, comisariadas, parteras y promotoras de salud, responsables de educación, integrantes de los gobiernos autónomos, comandantas y, sobre todo, seres humanos autosuficientes con derechos respaldados por la Ley Revolucionaria de las Mujeres. Sostienen que la lucha nunca va a terminar porque el pinche mal gobierno siempre nos va a traicionar.
También es interesante escuchar los relatos de cómo el EZLN combinó las formas de lucha antes del levantamiento, con organizaciones abiertas que respondían a su comandancia, una de las cuales derribó la estatua de Mazariegos el 12 de octubre de 1992, en lo que fue la airada protesta de los pueblos indígenas en contra de la celebración de la invasión de nuestro continente y, paralelamente, un ensayo general de la toma de San Cristóbal de las Casas en 1994.
Se trasluce el cariño y el orgullo por la organización, por la historia que sus protagonistas van desenredando, cada quien a su modo, desde su vivencia particular y en sus formas propias de expresión oral. Afirman que nunca se darán por vencidos, que los zapatistas, a 20 años de la declaración de guerra, tienen sus gobiernos autónomos, sin depender del mal gobierno, y que este futuro que están construyendo es para siempre.
Concluyen señalando que el curso del segundo nivel de la Escuelita Zapatista lo prepararon con mucho amor, y a partir de un compromiso con el pueblo de México, con los millones de mexicanos y mexicanas, a quienes entregan esta semilla de organización y resistencia.

Hallan cinco cuerpos en la zona donde se pidió buscar a los 43 estudiantes desaparecidos



La Fiscalía de México ha anunciado el hallazgo de tres fosas en Carrizalillo, en el estado de Guerrero, donde se han encontrado cadáveres que podrían pertenecer a los 43 estudiantes desaparecidos en 2014.
La Fiscalía mexicana ha confirmado el hallazgo de cinco cadáveres en tres fosas en el poblado de Carrizalillo, en el sureño estado de Guerrero, después de que sus habitantes pidieran a las autoridades buscar allí a los 43 estudiantes desaparecidos en 2014.

La Procuraduría General de la República (PGR, fiscalía) ha señalado en un comunicado que en una fosa «se encontró el cadáver, posiblemente de una mujer, y en la segunda se hallaron tres cuerpos, al parecer dos de ellos de sexo femenino y uno masculino». Asimismo se ha encontrado ropa y varias pertenencias. Ahora se les realizarán análisis de antropología, genética y odontología.

Del mismo modo, encontraron otra fosa en Carrizalillo, donde han localizado un cadáver, al parecer de sexo femenino. No obstante, personal pericial de la institución realizará los estudios científicos que permitan la identificación de la persona, indicó la PGR, y añadió que continuarán la búsqueda en Carrizalillo.

En los últimos días lugareños de Carrizalillo instaron al Gobierno a emprender una búsqueda de los 43 alumnos de la Escuela Normal de Ayotzinapa en los alrededores de esa localidad, después de que un presunto miembro del cártel Guerreros Unidos confesara la semana pasada que en los alrededores había fosas con cadáveres.

En julio pasado, la Fiscalía admitió que desde octubre de 2014 se habían hallado 60 fosas comunes con los restos de al menos 129 personas en el sur del estado de Guerrero, pero ninguno de ellos correspondía a los 43.