miércoles, 4 de noviembre de 2015

Iguala/Ayotzinapa, a 13 meses el pueblo no los ha dejado solos



Decir “Ayotzinapa vive” es un modo de resistencia, es resistir a un narcogobierno que quiere ver al movimiento ya muerto, que quiere ver muertos a los 43, muertas a todas las escuelas normales, muerto a todo aquel que tiene consciencia e ideas propias, muerto a todo aquel que sabe que el criminal más peligroso de México es el narcogobierno mismo.

Cuando decimos “ni una lucha aislada más” estamos diciendo que para salir de este círculo vicioso en el cual el gobierno mexicano ha metido al pueblo, son indispensables las ideas claras, la disciplina, la organización y unidad de la gente consciente. La única forma de llevar al narcogobierno a la corte internacional es obligándolos.

Las familias afectadas por uno de los crímenes de Estado más recientes en la historia mexicana, son un ejemplo de necedad, una necedad que nace de un objetivo superior: encontrar a nuestros 43 desaparecidos cueste lo que cueste y dar la vida en el camino si es necesario.

Los padres de los 43 nos enseñan que nuestra indignación debe ser colectiva. ¿Ustedes que harían en nuestro lugar?, nos preguntan, nosotros no descansaremos, dicen, hasta ver en la cárcel a altos funcionarios, gobernadores y todo aquel que tenga cola que le pisen.

Al pueblo no le están dejando otra opción, el estallido social en México es inevitable porque, como dijo el poeta Bertolt Brecht, “las revoluciones se producen en los callejones sin salida”.

La indignación no se apaga, sigue el dolor, sigue la acción. Ya no hay duda, el gobierno es el criminal más peligroso de México. El pueblo sigue preguntando a “sus autoridades”, ¿en dónde están los 43? Y el narcogobierno sigue ocultando, ignorando y ofreciendo verdades a medias.

A un año y un mes de la trágica noche de Iguala/Ayotzinapa, el narcogobierno no ha podido enterrar a los 43 y el pueblo, dentro y fuera de México, no ha dejado solos a los familiares en su justa y dedicada búsqueda por los suyos.

¡Vivos se los llevaron, vivos los queremos!

¡Fue el Estado!

¡Ayotzinapa vive!

¡Ni una lucha aislada más!

Libertad a maestros CNTE



1. Me imagino a mis cuatro camaradas de la Coordinadora de maestros (CNTE) tras las rejas de la prisión capitalista sacudiéndolas con furia. ¿Cuántas rejas no hemos sacudido en nuestras batallas en Gobernación, en calle chivatito de los Pinos, en el Zócalo, frente a Palacio, en la avenida aeropuerto y decenas de lugares donde las fuerzas armadas con sus caballos, perros, armas, gases pimienta y lacrimógenos, han querido impedirnos el paso? ¿Cuántas rejas hemos echado abajo en las calles del DF, Oaxaca, Monterrey, Morelia, Guadalajara, Mérida, Cancún, haciendo correr a los represores mientras nos arrojan gases lacrimógenos, manguerazos de agua, pintura y hasta balas para dispersarnos y hacernos retroceder?
2. Nunca los gobiernos asesinos y sus perros, jueces o policías, han contado con argumentos acusatorios contra los presos políticos de izquierda. Jamás podrán acusarlos de robo, de despojo, de delincuencia ni nada; se nos podrá acusar de resistencia, repudio, protesta, oposición, burlas e “insultos” a la autoridad burguesa establecida, nada más; pero son acusaciones políticas lógicas frente a enemigos de clase. ¿Qué hicieron nuestros cuatro maestros y que hacen los otros cincuenta perseguidos? Poner en riego su libertad y vida en defensa de la educación nacional ante un gobierno que se la entrega al sector privado para hacer negocios. Esto el gobierno lo silencia para que el pueblo no se dé cuenta del enorme valor de los luchadores presos.

3. Al ratito habrán apresado a otros maestros que se hayan distinguido en sus batallas en las calles; buscarán acusarlos de cualquier invento policiaco con el apoyo de abogados transas, con el fin de desprestigiarlos; pero eso fortalecerá la conciencia y la lucha social acercando más nuestro triunfo. ¿Puede algún alto funcionario (al estilo Chuayfet, Nuño, Peña) compararse con el prestigio que tienen los maestros con sus alumnos, padres de familia y comunidad? ¿Por qué será que los diputados, senadores, gobernadores, secretarios de Estado, presidentes, jueces, policías, en México son sinónimos de corrupción? A los maestros de la CNTE sólo se les puede calificar de rebeldes, de luchadores sociales, de comprometidos con su pueblo.

4. Los tontos capitalistas del gobierno y empresarios creen que metiendo a prisión a los líderes campesinos, obreros, maestros, pueblo, van a acabar con las manifestaciones y protestas. Son tan de poco entendimiento que no se dan cuenta que cuando se llega a ese grado de prohibir que la gente salga a la calle para patentizar su descontento, es que estamos ya muy cerca de levantamientos de mayor magnitud. Yo les diría: “Gracias opresores inexpertos, sigan por ese camino porque por allí se van directo al despeñadero”. Como gobernantes fascistas, les falta recoger en cada estado de la República a unos mil rebeldes más.

5. Ni Hitler, ni Pinochet, ni Videla, tomaron el camino del diálogo porque “nada tenían que dialogar con gente que estaba en desacuerdo con ellos”. Construyeron su “verdad” y “nadie podía tener la razón sobre ella”. Hoy esos personajes multi asesinos siguen hirviendo entre llamas, aceite, alcohol y estiércol. Ese debería ser el “destino” de esos poderosos defensores del capital que reprimen, encarcelan y asesinan al pueblo. ¿Cuántos gobernantes en México han endeudado al país, han hecho más grandes la distancia entre las clases sociales, han profundizado el desempleo y la inseguridad, y se han salvado de eso que llaman en México del linchamiento del pueblo que está hasta la madre de ellos?

6. En México sólo deberían estar en la cárcel los llamados delincuentes de “cuello blanco”, es decir, ex banqueros, ex gobernantes, ex saqueadores del país, sino también los actuales que ejercen muy bien esa misma tarea. Los “presos comunes” de origen pobre, que son el 90 por ciento, deberían estar trabajando en la ciudad o el campo con un salario decoroso, junto a su familia. Los presos políticos de izquierda, al estilo de los profesores de la CNTE, deberían estar en sus escuelas, en la calle o en las plazas debatiendo proyectos y programas políticos, económicos, educativos, para ayudar a poner de pie al país. En México se necesitan ideas del pueblo que transformen de manera radical e este país y al mundo que están de cabeza.

7. Los compañeros de la CNTE ya tenemos ahora una tarea prioritaria: sacar de la cárcel a nuestros compañeros y fortalecer mucho más la lucha social para evitar que otros profesores y luchadores sociales sean encarcelados. Hay que acordar en serio con otras organizaciones de izquierda honesta y luchadora el apoyo mutuo ante el neofascismo que busca fortalecerse en México tal como ha sucedido en otros países. Contrario a los que piensan que la burguesía mexicana y el imperialismo están a punto de derrumbarse, hay que decir que históricamente sí, pero todavía tienen mucha fuerza para reprimir, encarcelar y asesinar. Pero nosotros somos más poderosos si conseguimos unir nuestras fuerzas. ¡Libertad a luchadores sociales presos! 

Blog del autor: http://pedroecheverriav.wordpress.com

Secreto a voces: el informe del GIEI



El pasado 6 de septiembre el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) entregó su último informe sobre la investigación del brutal ataque del 26 de septiembre de 2014 en contra de los estudiantes de la Escuela Normal Rural “Raúl Isidro Burgos” de Ayotzinapa, Guerrero, el cual dio como resultado 43 estudiantes normalistas detenidos-desaparecidos, seis ejecutados extrajudicialmente y más de veinte heridos.
El informe del GIEI confirma la falsedad de las supuestas investigaciones e informes de la Procuraduría General de la República (PGR) ; con esto se desmorona la versión según la cual los estudiantes normalistas fueron confundidos con un grupo del narcotráfico y posteriormente fueron quemados en el basurero de Cocula. El teatro mediático se cae una vez más.

Los miembros del GIEI mostraron que la supuesta “verdad histórica” sobre el caso de Ayotzinapa no es más que otra de las tantas mentiras históricas a las que recurre el Estado para deslindarse de su responsabilidad en los crímenes que comete contra estudiantes, periodistas, defensores de derechos humanos, luchadores sociales y el pueblo en general.

En sus más de 500 páginas, el Informe de Ayotzinapa señala las diversas inconsistencias, omisiones, deformaciones y ocultamientos que sostuvo el entonces procurador Jesús Murillo Karam en el informe que dio sobre el caso Ayotzinapa. El Informe describe la participación, como observadores o perpetradores, de policías municipales de Iguala y Cocula, policías ministeriales, policías federales, soldados del 27 batallón de infantería y militares del servicio de inteligencia. Es decir, en los hechos del 26 de septiembre del 2014 participaron de manera activa y coordinada todas las estructuras policiacas y militares del Estado.

También el Informe señala que hubo comunicación entre los diferentes cuerpos policiacos y militares durante el ataque y que las transcripciones de dicha comunicación se encuentran en archivos a los cuales el GIEI no ha tenido acceso. Ante esto, el informe sostiene la necesidad de entrevistar a los militares del 27 Batallón; sin embargo, el Estado ha hecho caso omiso a la petición, dando respuesta negativa para que los expertos no entrevisten a los militares. El GIEI refutó la tesis principal del Estado, defendida como “verdad histórica” por Jesús Murillo Karam, la cual sostenía que los 43 normalistas detenidos-desaparecidos habían sido quemados en el basurero de Cocula por sicarios del cártel de Guerreros Unidos y que no había quedado rastro de los estudiantes ni posibilidad de encontrar sus restos.

José Torero, uno de los investigadores del GIEI y experto en ciencias del fuego, aseguró que el evento que narró Murillo Karam no pasó, ya que científicamente es imposible. Las conclusiones que ofrece parten de un estudio científico que apela a ciertos hechos como, por ejemplo, que para quemar un cuerpo a la intemperie se necesitarían 700 kilos de madera o 310 kilos de llantas a lo largo de 12 horas, por lo que para incinerar 43 cuerpos requerirían 30 mil 100 kilos de madera o 13 mil 300 llantas durante un tiempo de 60 horas. El informe de la PGR señala que el fuego en el basurero de Cocula sólo duró seis horas.

Otro dato que mencionó Torero es que el fuego hubiera generado una columna de humo de 280 metros, lo que significa que los habitantes de Cocula se hubieran percatado, lo cual no sucedió. El informe del GIEI menciona éstas y más contradicciones, irregularidades y omisiones de la versión oficial del Estado sobre la masacre de Iguala, por lo que sostenemos nuevamente que la “investigación” de la PGR ofende a las familias de los normalistas y la inteligencia del pueblo.

La investigación del GIEI evidencia una vez más las mentiras que sostiene el Estado para ocultar su responsabilidad directa en los hechos de Iguala. Como podemos observar y recordar, casi todas las contradicciones que encontró el GIEI durante su investigación ya habían sido señaladas por diversos reporteros, investigadores, organizaciones sociales y algunos de los normalistas sobrevivientes. Ante este escenario, es pertinente recordar que el objetivo de la desaparición forzada es paralizar al pueblo, organizado o no, para que no proteste contra el despojo y la explotación capitalista que, por medio de reformas neoliberales, se ha venido profundizando en nuestro país.

Sin embargo, lo que el GIEI no se “anima” a decir y no dirá, dado que la delimitación de sus funciones y los intereses a los que sirve no se lo permiten, es que la masacre de Iguala es a todas luces un crimen de Estado, crimen cometido para aterrorizar, cuyas víctimas son ejemplo de organización y lucha contra las medidas neoliberales. No es que los estudiantes tuvieran “mala suerte” al agarrar el “camión equivocado” y si no lo hubieran hecho nada hubiera pasado; no, que nadie se confunda. El Estado mexicano es un Estado burgués (de eso no debe cabernos la menor duda) que ejerce la violencia contra las clases explotadas y desposeídas para imponer la voluntad de la clase burguesa sin importar el dolor y la sangre que derrame en el pueblo. Quienes esto escribimos rechazamos toda la demagogia del Estado y de los medios de comunicación, los cuales se esfuerzan por deformar la verdad de los hechos. Nosotros seguiremos impulsando la organización popular para enfrentar el terrorismo de Estado.

 NOTA: Este artículo fue publicado como parte de la sección ANÁLISIS del No. 11 de FRAGUA