El calendario del inicio del 2017, desde el Caracol de Oventik, uno de los “territorios en resistencia y rebeldía” zapatistas, advirtió en voz del Congreso Nacional Indígena (CNI) y el EZLN la decisión y acuerdo colectivo de “algo tremendo y maravilloso”. Lo que fue un advertencia nacional e internacional de pueblos, tribus y nacionalidades indígenas en el comunicado de octubre del 2015: “Que Retiemble en Sus Centros la Tierra”, hoy es un compromiso común por definir Otra realidad en México.
Cabe preguntar ¿Desde dónde, quienes y cómo se intentan agitar los suelos mexicanos?
Rememorar y considerar dos momentos fundantes: 1 de enero de 1994 y este 1 de enero del 2017.
Nos abraza ya algo a miles de personas del México que duele, lo expresa el cuchicheo de personas que coinciden que es el “latir ancestral y colectivo de la decisión de pueblos indígenas agrupados en el CNI”, donde las mujeres irrumpen con mayor presencia.
Mientras que para muchas miradas pareciera aún invisible y/o pequeño lo que se anuncia, para nosotras, quienes estuvimos presentes cuando se leyó el resolutivo de la consulta aprobada por cientos de comunidades a favor de la construcción de un Consejo Indígena de Gobierno, así como potenciar una Voz-mirada-palpitar-mujer; pudimos entender, atestiguar y coincidir en un percibir profundo.
No es una promesas, ni ocurrencias, sino procesos reales de transformación radical como advirtieron.
Bajo el techo donde estábamos decenas de cientos de personas, nuestras lágrimas, la mirada penetrante y cómplice, el susurro silencioso y uno que otro apretón de manos, dejaron asomar una herida histórica. Pareciera ser el emerger de Una raíz profunda muy otra, que enraíza en el suelo una esperanza por florecer; advirtiendo lo subterráneamente intenso que vendrá para marcar otro ritmo y rumbo. Si, es cierto, se avisa que dicha raíz tiene sus rizomas lastimados, resultado de conquistas, rapiñas, desprecio, control, cosificación, pero lo importante es que cada uno de sus tenues e irrevocables movimientos intenta decir-nos algo: ¡Ya Basta! - diferente al de 1994 -, un YA BASTA! claro y contundente que no sólo nos espejea como mujeres, sino como sociedades en agonía, como entes vivientes, humanos, hombres y otroas.
Lo que sentimos, mientras se socializó la decisión - trabajada durante tres mese -, y nos hacían parte del consenso ya definido en su asamblea general llevada a cabo en días previos (29, 30 y 31 de diciembre) en la Universidad de la Tierra/CIDECI fue ese gran latir de la Tierra que nos abrazó. Hay quienes advertimos – y no nos confundimos - que la decisión va más allá - afortunadamente - de una simple competencia electoral y de una empatía política por la “situación de equidad de género” y el “racismo cínico” en la sociedad patriarcal y colonial mexicana.
Un Consejo Indígena de Gobierno y que sea Voz-corazón-mirada Mujer que habla para todas, todos y todoas las personas, ya es una celebración.
No hay certezas, pero quizás es momento de recuperar y potenciar la forma de la gramática de la dignidad insurrecta. Aquel lenguaje/hablado/caminado de los pueblos indígenas del CNI - organizados y en resistencia - quienes estando con la Madre Tierra saben escuchar su dolor, no sólo porque vienen resistiendo una Guerra de exterminio, y por tanto su re-accionar de forma urgente se arremolina en proponer la reconciliación como pueblos, más resistencia, más colectividad, eliminar de sus caminos partidos y programas de gobierno, construir escuelas, medios de comunicación y clínicas autónomas, fortalecer culturas, formas de autoabastecimiento y autogobiernos, genera encuentros, comisiones de trabajo, etc. Esta es nuestra única confianza ante la dinámica de matanza del sistema capitalista y su forma de gobierno despótico. Y aún más significativo porque dicho compromiso contiene en sí misma un iniciativa post-patriarcal.
¿Iniciativa post-patriarcal?
Quizás si nos responsabilizamos en repensar y recuperar tanto el significado y lugar del ser y sentir Mujer en la construcción de sociedades Otras, podamos advertir lo que expresa, habla y se in-scribe desde la forma y contenido de lo que apenas dibuja y anuncia algo diferente y rotundamente anti-sistémico.
No sólo el desde dónde, sino el cómo se resarcirá el despedazado tejido de “mundos de vida” aún llamados Patria. ¿Desde dónde se tejerá ese suelo del México de abajo que sangra y duele? ¿Quienes podrán mirar y quienes no, este espejo como proceso que ya se forja con dolor y esperanza?
El proceso por construir un Consejo Indígena de Gobierno frente a las instituciones patriarcales y coloniales y sus formas de dominio y exterminio será desafío para y por la Vida.
Dicha gramática será expresión, no de la forma de contienda electoral, ni el monopolio de la representatividad, sino acaso ¿formas diferentes por retejer la Matría? Matría en contraposición a Patria, como lo sugirió Gonzáles y Gonzáles (1983), consiste en sustituir el “racional mundo del Padre” por el del mundo del terruño, el mundo pequeño y sentimental de la madre.
La iniciativa no pretende que Una Mujer mande y sea expresión del culto a la personalidad. Sino hacer visible la esencia de la Vida y el resguardo de otra forma política desde el cumplimiento de principios ético-políticos que ejercen los pueblos que resisten a no ser exterminados.
Es importante entender que Mujer es expresión de un simbolismo más profundo, aquel que habla de la Madre Tierra/Madre primera, en tanto representación de la grafía/grama de “mundos de vida” que históricamente han pretendido engendrar vida frente a la “hidra patriarcal”. Siendo el “útero comunidad” la matriz partera de usos y costumbres, que procuran el cuidado, la enseñanza/educación, sanción/salud, abrazo/acariñamiento desde diversas y múltiples formas que han sido ultrajadas y quebrantadas por las instituciones del Estado liberal moderno y su fálica forma de partido.
Se trata de ensayar la contención colectiva en la construcción de esa Casa común, “una donde quepan todos los mundos”. Tejer las grafías de la Matría como idea-potencia que tanto necesitamos para el accionar ético por la Vida y la humanidad.
Se viene rumoreando que quizás en el intento de tejer-nos organizadamente con las raíces de la Madre Tierra/Vida (y contra el valemadrismo patriarcal) no como vocablo, sino como honesta práctica, lograremos otras formas de democracia, libertad y justicia, para lo cual quizás es importante entender el encaje de:
Mujer/Madre Tierra/Madre primera como sentimiento por potenciar múltiples centros de resguardo de la Vida; de lo sencillo, pequeño, dialogante y autónomo.
Mujer/Madre Tierra/Madre primera recuperando el arte de tejer Otras sociedades autogobernadas desde pequeñas comunidades y colectividades que se autoconstituyen;
Mujer/Madre Tierra/Madre primera como espejo del palpitar del reconocimiento, reciprocidad empática entre nosotras y, como compromiso consecuente de los varones que acompañen y potencien la Vida.
Mujer/Madre Tierra/Madre primera desde las personas otroas que se responsabilicen del resguardo y reproducción de la Vida hacia la libertad; el derecho a elegir desde qué lugar se engendran modos y formas de existencia.
Se trata de ir articulado-nos - aprendiendo y desaprendiendo - en colectividades de la sociedad civil y con la oportunidad de aprender de los pueblos indígenas, ensayando los 7 principios ético –políticos sostenidos por los pueblos zapatistas durante casi treinta años, y ahora retomados por el Congreso Nacional Indígena: Servir y no servirse, proponer y no imponer, construir y no destruir, convencer y no vencer, representar y no suplantar, bajar y no subir, mandar obedeciendo.
Será necesario no sólo seguir sembrando y cuidando esas Otras formas de hacer política desde y con los de abajo - de las que nos habla la realidad zapatista y las resistencias de más de 30 pueblos, tribus y naciones del CNI - sino, Otras formas de relación social no patriarcales, es decir; no jerárquicas, no de dominio sobre la vida, no burocráticas, no de límites y fronteras de exclusión.
Sino entendemos esto, será fácil juzgar y condenar, hablar mucho y hacer poco, gritar consignas sin intención de transformar, como hasta ahora vienen expresando las reacciones de racismo, machismo, clasismo, de ciertas personas que se atreven a despreciar la decisión de pueblos y cientos de comunidades, como de algunos intelectuales ilustrados de la autodenominada “izquierda progresista”, pseudo movimentista de “regeneración nacional”, entre otros.
Diana Itzu. Socióloga-Uam-Xochimilco, escritora y estudiante de la Escuelita Zapatista la libertad según [email protected] zapatistas”.
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