Porque vivos se los llevaron, vivos los queremos. Una vez más el ahora aprendiz de secretario de Relaciones Exteriores Luis Videgaray y su séquito de lacayos en el Senado de la República, junto a otros países de la Organización de Estados Americanos(OEA), todos caracterizados por su obsceno servilismo al gobierno de Estados Unidos. Violan los principios de soberanía y autodeterminación que tienen los pueblos al ir una vez más a meter sus narices en Venezuela para exigirle elecciones “democráticas”.
Las declaraciones de la presidenta de la comisión de relaciones exteriores para América Latina y el Caribe, Mariana Gómez del Campo, no dejan lugar a dudas los niveles de inmoralidad que tienen los senadores de la República al no solo atacar al primer país en el mundo que manifestó su solidaridad incondicional frente a los ataques de Donald Trump, “si se meten con México se meten con Venezuela”, expresó en su momento el presidente Nicolás Maduro, sino que encima le exige la liberación de “presos políticos” en momentos en los que las violaciones a los derechos humanos en México son el deporte nacional.
Mientras esa clase política de pasarela y aprendices mediocres de política exterior, pero sobre todo alumnos de primera del imperialismo, sigue avergonzando a los mexicanos, la realidad es contundente y concreta: en México hay crímenes de Estado. Son miles y miles los desaparecidos, miles de feminicidios, miles de crímenes contra el pueblo, cientos de presas y presos políticos y cientos de dirigentes sociales perseguidos y asesinados que señalan como autores intelectuales y materiales de esa violencia dantesca desde el crimen organizado (brazo armado no oficial del estado), hasta las Fuerzas Armadas, quienes hoy se lavan las manos retando al pueblo a presentar “pruebas” de sus crímenes.
Son ya 30 meses de la desaparición forzada de 43 estudiantes de la normal rural Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa, los mismos 30 meses en los que el gobierno mexicano sigue inventándose artimañas sociales y legales para evadir su responsabilidad en el crimen. Hoy los empleados de la Secretaría de Gobernación tienen la asombrosa y erudita “hipótesis” de que la “verdad histórica” es la única respuesta (la “verdad histórica” dice que los estudiantes fueron quemados en un basurero). Una “verdad” desechada incluso científicamente por el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) al no encontrarse evidencias forenses que probaran que 43 cuerpos pudieran ser incinerados en el basurero de Cocula. Una “hipótesis” que regresa la investigación al principio y en donde el gobierno mexicano insiste en lavarse las manos.
Hoy, lo cierto es que el dolor y la rabia de madres y padres de los normalistas desaparecidos, de los tres asesinados y los dos heridos, que exigen justicia y verdad, se va diluyendo en la respuesta de la sociedad con el pasar del tiempo. Aquellas organizaciones que en su momento se volcaron en grandes muestras de solidaridad, han ido poco a poco abandonando la lucha por la presentación y justicia para los 48 normalistas. El Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) ha sido profético cuando manifestó que de 100 solo quedaría uno acompañándolos, los demás buscarían otro movimiento social de “moda” para ir a manifestarse y si no fuera suficiente, políticos y partidos los tratarían de usar como bandera política. Triste realidad que comienza a suceder. Sin embargo, adherentes a la Sexta, colectivos y ciudadanos, durante el encuentro con madres y padres de los normalistas, sumados a la voz del EZLN y el Congreso Nacional Indígena (CNI), ratificaron su solidaridad y acompañamiento en esta lucha por la presentación con vida, por la justicia y por el respeto a la vida, a 30 meses de aquella fatídica noche del 26 de septiembre del 2014. Una lucha que no solamente se limita a Ayotzinapa, sino a toda una nación que está siendo testigo y víctima de un puñado de cobardes causantes del desmoronamiento de nuestra patria. Así que, ¿dónde están las declaraciones de “democracia” y “derechos humanos” sobre el tema, por parte de estas senadoras de la República que, junto al aprendiz de política exterior, se encuentran muy “indignadas” y “preocupadas” por los derechos humanos en otros países?
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