martes, 29 de noviembre de 2016

Ejército “ordenó, orquestó y organizó” la noche en la que desaparecieron los 43: Anabel Hernández en CNN


“De acuerdo a los propios peritajes de balística que yo tengo en mi poder, disparó también el Ejército y hay cartuchos de la fábrica de cartuchos de la Sedena, entre los cartuchos encontrados en las escenas del crimen".

La periodista Anabel Hernández expuso en Aristegui CNN su nuevo libro “La verdadera noche de Iguala“, resultado de dos años de investigación.

“Lo que me he encontrado es una historia que no ha sido contada por nadie. Para mucha gente ya es un caso olvidado, aislado, yo lo traigo de regreso y lo pongo sobre la mesa porque es un retrato fiel de lo que es nuestro gobierno, es un retrato fiel de lo que somos como mexicanos”, indicó.

“Yo no creo que quien pase por estas casi 400 páginas del libro, al final no se sienta identificado con uno u otro personaje: un normalista desaparecido esa terrible noche; uno de los sobrevivientes; uno de los valientes vecinos que abrió las puertas para refugiar a estos muchachos… los torturadores, los marinos, los policías federales, los policías ministeriales, el procurador Jesús Murillo Karam, quien por órdenes presidenciales se dedicó a ocultar la verdad durante el tiempo que estuvo en el cargo; Arely Gómez, que entra y toma el cargo en una situación bastante incómoda con una investigación mal hecha desde el principio…

“O la gente puede identificarse con los vecinos atemorizados, que escucharon esa terrible noche a los muchachos tocando la puerta, suplicando que les abrieran para no ser masacrados y hoy viven con un gran remordimiento, y son los que empiezan a reconstruir la historia y los que narran quiénes estaban en la historia, cómo los persiguieron, cómo los balacearon.

“No hay un personaje en este libro donde no retrate exactamente lo que somos como sociedad. Y la gente tendrá que decidir qué quiere ser”, aseguró la reportera.

Apuntó que en la PGR con Arely Gómez al mando y el visitador César Amador Chávez Flores, ordenaron una investigación de la indagatoria que se había realizado hasta ese momento.

“Me encontré con un montón de verdades que la PGR estaba ocultando”, señaló.

Por ejemplo, detalló, que los estudiantes fueron monitoreados desde que salieron de la Normal de Ayotzinapa; que la Policía Federal estuvo ahí vigilándolos; el nombre del capitán José Martínez Crespo que esa noche estuvo circulando por toda la ciudad; además de presuntas torturas referidas en dictámenes médicos; que a quienes se les achaca el homicidio y cremación de estudiantes en el basurero son 4 albañiles; y cómo en el expediente de José Luis Abarca y su esposa, no había un caso sólido contra ellos.

“Paralelo a la investigación que tiene sus propias conclusiones, a punto de terminar el libro, me encuentro con dos documentos claves que revelan que mi investigación ha sido absolutamente correcta y atinada”, contó Hernández. Dicha auditoría comenzó en mayo 2016 y terminó en septiembre 2016; la encabezó el visitador general de la PGR y el resultado de ésta “le costó el cargo”, dijo.

En la investigación de la visitaduría de PGR, “la orden final que se da en esta auditoría es: investiguen al Ejército sobre lo que pasó esa noche. Investiguen al capitán José Martínez Crespo, que esa noche salió en un escuadrón de más de 14 personas, investíguenlo por vínculos con el crimen organizado. No ocurrió. Estos documentos que han sido escondidos por órdenes presidenciales”.

“Pero no sólo se involucra a Tomás Zerón, al Ministerio Público, al capitán Crespo, involucra a centenas de funcionarios públicos, porque violaron derechos humanos, torturaron e incluso cometieron delitos sexuales para fabricar la verdad histórica”, sostuvo.

“Mi investigación se enfoca en que fue el Ejército principalmente el que actúa esa noche, el que ordenó, el que orquestó, el que organizó, el que coordinó a las demás dependencias para atacar esos camiones y detener a los estudiantes”, precisó.

Esa noche, los normalistas, por accidente, sin saberlo, viajaban en al menos dos autobuses que tenían un cargamento de heroína de un valor de 2 millones de dólares.

“El entonces capo que tenía control de la región, que no es ninguno de los detenidos por el caso Ayotzinapa, se entera de esta situación y de acuerdo con la información que he recibido, él directamente habla con los mandos militares del 27 Batallón de Infantería, que supuestamente estaban bajo su nómina, y les ordena ir a recuperar los camiones porque en eso les iba la vida”, aseveró la periodista.

Es entonces cuando los militares, “quienes tenían control de la ciudad y el mando sobre las demás corporaciones que estaban ahí”, desatan este operativo.

Otra revelación la apunta Hernández:

“De acuerdo a los propios peritajes de balística que yo tengo en mi poder, disparó también el Ejército y hay cartuchos de la fábrica de cartuchos de la Sedena, entre los cartuchos encontrados en las escenas del crimen, tanto del camino a Santa Teresa, donde fueron atacados en el camión Los Avispones, tanto en la calle Juan N. Álvarez”.

Solicitudes de información a la Sedena corroboran que el calibre G-3, que usó el Ejército esa noche, “al menos 19 cartuchos pertenecían al arma G-3… nadie puede adquirir esos cartuchos, sólo los usa el Ejército”.

“El capo ordena a los mandos militares del 27 Batallón la operación para detener a los autobuses. Supuestamente no había intención de dañar a los estudiantes, el capo sabía que eran estudiantes, lo único que quería era recuperar su mercancía”, comentó.

-¿Hablaste con el cártel que controla Iguala?-, le preguntó Carmen Aristegui.

“Tuve contacto directo con esta informantes de esta organización criminal… me dicen que es una cuestión de control de plaza…”, respondió.

-¿Por qué la agresividad?

“La única intención era parar los autobuses a como diera lugar, bajar a los estudiantes y recuperar la droga. En esa recuperación de la droga de estos dos camiones algunos estudiantes se dan cuenta de que lo que están tratando de recuperar las autoridades es droga. Y en ese momento es cuando súbitamente surge la orden de desaparición, no antes de ese momento, fue supuestamente porque los estudiantes vieron que estaban sacando la droga de los camiones, que dijeron no puede haber testigos, no fue la orden supuestamente del capo, el capo se molestó bastante porque le arruinó el negocio, le arruinó la plaza”.

En su investigación, Hernádez encuentra tres últimas rutas a donde habrían sido llevados los 43:

-La carretera Iguala-Ciudad Altamirano, donde hay quienes dicen que bajaron de un “camión de redilas a algunos de los estudiantes”.

-Otro punto donde son vistas patrullas a alta velocidad que van rumbo a Huitzuco.

-Y camionetas blancas de la policía ministerial, no se sabe si de Guerrero o de la PGR, llevaban cuerpos sin vida a las 5 de la mañana, rumbo a Taxco, el 27 de septiembre.

“Esta es la historia que el gobierno no ha contado, esta es la historia que yo cuento en La Verdadera Noche de Iguala, basada en documentos, cientos de testimonios y miles y miles de fojas, peritajes, y demás información a la que tuve acceso”, finalizó.




miércoles, 23 de noviembre de 2016

A dos años de Ayotzinapa, la memoria, la infancia


Con sus intensidades y sus incendios, la infancia es el lugar de una experiencia singular. Es el Ave Fénix que quema las infinitas energías del estar vivos sin la ansiedad de la muerte. En su vuelo desordenado se ordena la vida como proximidad a lo infinito. Lo infinito es la condición genérica y singular de que la vida es vida para el juego. La infancia es el plano erotizado de las reglas y del cambio de reglas de juego que emerge una y otra vez de las cenizas del cuerpo. Sin embargo, el cuerpo es el finito de la infinitud de destellos de historia. Por eso es que las historias, aunque no sin el juego del duelo, pueden siempre volver a empezar. La infancia no tiene más refugio que el infinito re-nacer. Ayotzinapa es el clamor de la urgencia de este re-nacer porque es hoy el nombre del crimen organizado contra la infancia. Renacer es lo opuesto al cadáver y la materia desde las que todos los lugares del nacimiento confluyen en la afirmación del juego de la vida como lucha por la dignidad de estar y habitar en común la Tierra.

Ayotzinapa es el lugar de la memoria de la infancia de esa multiplicidad que llamamos humanidad. Es el clamor que se opone a la mano criminal de genocidas escudados en el Estado de contabilidad del libre mercado o en el poder acéfalo de las armas del narco. Los estudiantes son el fantasma de los saberes posibles e imposibles de una voluntad de memoria fundada en la experiencia de la comparecencia ante el otro. Ayotzinapa es el otro que habita las edades posibles de la niñez y de las escuelas como experiencia cotidiana de estar vivos en la intemperie. Olvidar el clamor de los 43 estudiantes desaparecidos sería abrazar la complicidad del poder y la de los poderosos que niegan la experiencia infinita de los nacimientos. La infancia nace a la intemperie porque se abre al juego de los acontecimientos. En el juego, la oscuridad de la noche es la claridad de una mañana sombría. La infancia es la distracción de la crueldad, de la discriminación racial, de la explotación y de la banalidad del mal porque es el intermedio entre la temperatura del sol y el río Mississippi de las aventuras genéricas del amanecer a la infancia, como en los juegos, siempre al borde de un desborde, de Tom Sawyer y Huckleberry Finn.

Pero la noche de Iguala en la que desaparecieron 43 niños-estudiantes está desinscrita de la experiencia del juego del amanecer. Esa noche se les desgarró la carne ensoñada a niños-profesores como síntoma de que la infancia podría desaparecer. Si la infancia es el lugar genérico de realización de la humanidad, lo que ocurrió hace dos años fue el horror consumado de apagar la infancia de la humanidad. A través del horror innombrable de una masacre que rotula la esfera inmunológica del Estado y abre la vida de la especie a su posibilidad de extinción, la ferocidad del crimen amparado en un estado cómplice de la mano asesina, hizo temblar —desde Ayotzinapa hasta el lugar más recóndito de la tierra— toda comunidad de nacimientos.

No es difícil imaginarlo, mientras se apagaba la infancia de los 43 normalistas, a esa misma hora nacía, en plena intemperie, el hijo, la hija de un padre, madre anónimos que no dejaban y, aún no dejan, de temblar ante el acontecimiento de la vida. El que nace ante la ley del manantial de la vida es promesa de infancia, es promesa de vida y jamás (por mucho que persista cierta filosofia de la finitud en ello) la infancia está ante la muerte. Esta actualidad que arranca la piel de los hijos e hijas que nacen de la pasión por la vida solo puede entenderse como pasión necropolítica si la inactualidad de la memoria, su potencia activa, se opone, resiste y lucha contra la complicidad con el crimen, la indiferencia, la apatía, el consumo y el espectáculo de la muerte. Esta, como circulación mercantil, como estética de horror y fetichización de lo que ha sido despojado de rostro y mutilado en su carne, es la conversión de la materia ensoñada de la infancia en cadáver. En la circulación cambiaria el cadáver emerge como olvido y despojo de humanidad a la que le falta su infancia, su vitalidad, su posibilidad de volver a nacer, su renacimiento. El habitus del fetichismo del cadáver no es otra cosa que el habitus de una economía de lo visual depuesta en marcha por falta de fidelidad a la memoria de las luchas en Ayotzinapa.

Recordar las luchas de los niños-normalistas de Ayotzinapa —y las de las luciérnagas que acompañaron a Lucio Cabañas en la sierra de Guerrero— es compartir el destello de luz que enciende la memoria de una fidelidad irrenunciable. La memoria enlutada no es la renuncia a la mirada de lo que ha ocurrido, ni menos aún la de la espectacularización mercantil-informática del cadáver, sino efervescencia de un recuerdo que incendia el alma y hace temblar a aquello que nos mira. Cuando miramos el rostro de esos niños desaparecidos de Ayotzinapa, sabemos que hay “algo” que nos mira hasta hacer que nos reconozcamos en la experiencia aniquilada por lo innombrable e inenarrable de la tragedia política, social y económica de México, esto es, la masacre de la noche de Iguala.

¿Qué significa ver hoy esos rostros de niños-normalistas desaparecidos? Hay que romper el cerco de la circulación cambiaria del cadáver. El inconsciente óptico deviene político cuando el luto hace temblar la circulación mercantil del cadáver y nos dispone a pasar de la contemplación de la tragedia convertida en plusvalía sentida para los ojos de un mercado cultural que vive del goce mediático de los niños muertos de Ayotzinapa a la política de quienes miran hacia el por venir de lo infinito de la vida. ¿Pero qué es lo que mira por fuera de la circulación del cadáver? El paso al acto de la mirada que compone la memoria del dolor y de la pérdida de la infancia arrebatada de los brazos de Ayotzinapa. La memoria enlutada para aproximarse a la verdad y la justicia debe ser, es urgente que así sea, una memoria enluchada. Se trata de una memoria que no evita las cenizas como inminencia de lo que ha desaparecido para volver a reaparecer porque en el duelo y la lucha, desde las cenizas, reaparecer no solo supone la fidelidad a la política y a la lucha de Ayotzinapa, sino también a la justicia y a la posibilidad de la infancia como experiencia irreductible del clamor por la vida.

Podrá, en efecto, hallarse en el movimiento de la escritura de Jacques Derrida, en el poema de Pier Paolo Pasolini a Antonio Gramsci, en el conmovedor poema “Serán cenizas” de José Ángel Valente, en la leyenda del ave Fénix, el lugar de un pensamiento de las cenizas. Pero una escritura que escribe sobre y en las cenizas jamás podrá reconocerse en la compulsión circulatoria del cadáver. El cadáver es lo que niega el pensamiento ceniciento que enciende y se encarna en los movimientos de indignación, protesta, y clamor por la vida. Se trata de las cenizas colectivas de la comunidad de nacimiento y, así, de la lucha por la infancia como lugar en el que ocurren los nuevos comienzos. Debemos decirlo con todo el clamor de la justicia, la infancia es una categoría esencial de la lucha política. Por eso, es lo opuesto a la mercantilización del cadáver, cuya plusvalía también niega y retira el ritual social del estar ante la muerte.

Frente a la muerte que nos hace temblar, el cadáver de la circulación mercantil es el olvido de la infancia, la asfixia de su memoria. Durante toda la modernidad, haciendo prevalecer el cadáver y las tecnologías de la desaparición forzada con las que los estados han operado, se desea arrancar la infancia como materia ensoñada y subversiva de la especie humana. Los estados temen a la infancia que abre lo visual a su venganza porque detiene la muerte y pone en circulación los fantasmas de una permanente rebelión. La infancia es la imaginación de una subversión urgente y necesaria contra las formas de olvido que anidan en los excesos tardo capitalistas del muestreo del cadáver. Lo que se resta a la rebelión de los desaparecidos —de todos aquellos que han sido víctimas del horror del Estado y de la complicidad acomodaticia de los espectadores y escribanos académicos de la sangre— es, precisamente, el estar ante la muerte.

El recogimiento ante la muerte es inevitable. Pero también lo es la indignación y la ira convertida en duelo y clamor por el devenir político de los cambios. Por eso, los rostros de los normalistas desaparecidos evocan el nombre de Ayotzinapa como lugar de aquello que nos falta. Nos faltan las alegrías y las tristezas de los desaparecidos por los estados del terror. Nos faltan los 43 normalistas-niños de Ayotzinapa. La memoria, sin duda, es el registro de luchas abiertas y sedimentadas que conmemora la falta de justicia, de equidad, la falta de cuerpo ensoñado dispuesto a interrumpir la valoración capitalista de las experiencias de lucha. Nos faltan cuarenta y tres veces, nos faltan infinitamente nuestros hijos de Iguala, nos falta la ensoñación de sus cuerpos guerreros llamados a cambiar la injusta sociedad en la que nos ha tocado vivir. Nos queda el lugar de las cenizas, siempre quedan las cenizas en las energías de quienes recuerdan, evocan, rememoran y, sobre todo, pasan al acto como los miles y millones de anónimos que desde el temblor de lo ocurrido en Iguala afirmaron el recuerdo de la infancia y las cenizas en Iguala como posibilidad del por venir de la justicia.

En los rostros de los 43 niños-normalistas se puede ver el Ave Fénix de la memoria de Ayotzinapa. ¿Apocalipsis de la infancia? La memoria de la experiencia de lucha, de juego, de amor y pasión por la vida de esos valientes hijos de Ayotzinapa corrobora los conatos del nacer y re-nacer a la experiencia negada por la nada del cadáver con la que hoy se espectacularizan sus muertes. La infinitud de la vida está del lado de este segundo nacimiento, es decir, re-nacer, cuarenta y tres veces, re-nacer desde la fuerza revolucionaria de las cenizas del Ave Fénix, porque nacer dos veces compone la ontología del recuerdo de las cenizas, como ontología política.

En el nacimiento por segunda vez, el recuerdo disemina e insemina la posibilidad o imposibilidad de levantarse —desde las cenizas— a contrapelo de las catástrofes y de los horrores de la mala muerte y, así, también de la “mala infinitud” que es la vida de muerte vampirizada por gobiernos corruptos y estados al servicio de la vida sin vida del capital. En el rostro de los 43 niños de la escuela de Ayotzinapa podemos ver hoy las huellas de la subversión y de la resistencia, de la infancia y de la lucha política que emana del malestar dejado por el crimen en contra de esos niños de Iguala en el Estado de Guerrero. Los rostros de los 43 niños normalistas componen la figuración alegórica de un desborde, un derrame en las calles de la siempre fallida modernidad. Pero sobre todo, componen la posibilidad política de una memoria que detenga las injusticias de la pulsión de muerte, es decir, que detenga las injusticias producidas por la barbarie neoliberal consumada en una necropolítica asesina y generalizada en todos los rincones del planeta donde juegan y aman los mismos infantes que hoy recordamos con tristeza enluchada.

Lo que evocan los 43 normalistas es la irreductibilidad del fantasma de nuestra infancia, de cualquier infancia y, sobre todo, de la infancia por-venir. El fantasma de la justicia es el terror del terror necropolítico. Es lo que atemoriza al poder hasta hacer temblar ante la ley incalculable de lo que en tanto relación a la experiencia de la infancia no tiene edad, ni raza y menos posición en la división social del trabajo capitalista. La justicia es lo que ante la demanda incalculable interrumpe el orden del capital. Lo que Derrida, pensando en el fantasma del padre asesinado de Hamlet, llamó el tiempo disyunto (out of joint) multiplica su intensidad en Ayotzinapa porque ya no se trata del padre muerto y su fantasma que clama por justicia. En México, en Ayotzinapa, ha ocurrido, hace tan solo dos años, y sigue ocurriendo, el ejercicio consumado de una política del cadáver, de una política para la muerte cuya nomenclatura no puede hoy decirse que está dominada por el espectro del padre muerto. Se mata a los hijos porque en ellos está la multiplicidad infinita de una vida que podría afirmar otro modo que el del capitalismo y sus narcóticos cotidianos y solidarios con el narcomundo, puesto en marcha con la complicidad del Estado o, más bien, de la falta de Estado en México. Pero también, solidarios con la complicidad de lo que esa enorme superpotencia, tan cerca de México y tan lejos de la infancia, hace o deja de hacer en las proximidades de sus fronteras.

México es uno de los lugares más adoloridos y trágicos del planeta. El dolor de esta nación no solo expresa la imposibilidad del análisis de los afectos encerrados en el duelo y la melancolía de la irreparable pérdida de esos 43 niños que nos faltan y les faltan a sus padres, a sus amigos cercanos, a las singularidades colectivas que los vieron crecer, reír, estudiar, amar la vida. El análisis de lo irrepresentable del horror sufrido esa noche de Igual repele la transferencia porque la sustitución de esos 43 niños de Iguala es imposible y quedará, en la historia de la humanidad, escrita en el alma de una infinita melancolía.

La violencia sin nombre e inclasificable en el Estado de Guerrero es la violencia desplegada más allá de la “contabilidad soberana” del Estado de derecho. Es el síntoma de la descomposición del Estado moderno y burgués. Tal como lo afirma el análisis de Adolfo Gilly, este es el mismo Estado que interrumpió la larga marcha por la justicia de la revolución plebeya de Pancho Villa y Emiliano Zapata. Pero también y sobre todo es la lucha de ese humilde maestro rural egresado de la Escuela Normal de Ayotzinapa que fuera Lucio Cabañas. Lucio, nombre de luciérnaga y hombre hecho a la altura del tamaño de la esperanza, tuvo que levantarse en armas e irse a la sierra de Guerrero para destemplar el oído obtuso del gobierno siendo asesinado el 2 de diciembre de 1974. Hoy cuando la posibilidad de las guerrillas se halla agotada su figura no deja de inspirar y de regresar clamando justicia y memoria para esas zonas olvidadas de México.

Como si volviese de la misma fuente de la infancia, Lucio es la expresión alegórica de un irrenunciable clamor de justicia. Y mientras haya memoria, sus cenizas, al igual que la de los 43 normalistas incendiarán los estados injustos que oprimen y se coluden con criminales. Desde ese rostro-fantasma que es el de Lucio Cabañas se escucha la voz de una infancia al servicio de las rebeldías, al servicio de la insubordinación de las injusticias en las que se posa y bate alas la luciérnaga enlutada que trabaja en nosotros contra el olvido. En las miles de luciérnagas que tras la luz de una vela encendida por esos, los 43 hijos de México, la sociedad civil no solo conmemora, sino que también se oponen a las privatizaciones de una sociedad neoliberal cansada de las mezquindades de un Estado ineficiente y cómplice del terror y la muerte. En medio de una guerra sin regulación ni fin, en medio de la falta de un Estado que vele por la seguridad y la equidad en un México tantas veces herido, el rostro de los normalistas es también el rostro de Lucio y viceversa. Rostros de fantasmas para recordar, contener y detener la necropolítica que emana de manera confesa o inconfesamente del Estado.

Como muchos estados en América Latina, la reconversión del Estado social y soberano en Estado necropolítico y solidario del “narcomundo” globalizado es responsable y doblemente responsable de lo que ocurre en el territorio de México. Las tecnologías de la desaparición, los complejos carcelarios globalizados y las políticas basadas en el capitalismo por desposesión no solo están visibilizados por la tragedia de México. Dan cuenta de que el neoliberalismo como programa de dominio global desea el privilegio de las políticas a través de soberanías débiles o descompuestas. Esta descomposición permite la hiperexplotación de los sectores rurales más pobres de México y el intercambio mercantil, transnacional y a escala planetaria, sin importar quienes son esos infantes privados de la experiencia de la infancia y de un por venir que no sea el de encontrar la muerte como signo de un Estado que no solo no protege a sus ciudadanos sino que, además, los entrega a la industria mortuoria de la producción mediática y espectacular del cadáver.

En México, el lugar del cadáver, topología necropolítica de la postsoberanía, es el arma desplegada contra la infancia femenina y masculina y, quizá, más femenina que masculina porque el poder es masculino y falocéntrico. La infancia no es simplemente el lugar de la niñez es la ocurrencia de un acontecimiento que corrobora que la experiencia de la vida es lo opuesto a la fabricación de cadáveres. Si la postsoberanía necropolítica es fabricación de cadáveres, la apelación y defensa de la aparición y reaparición de la infancia —como experiencia irreductible de la vida— es su contención, su más profunda y honda trinchera.

No hay memoria sin infancia. La memoria es la producción de la infancia y viceversa, es decir, la memoria produce el fantasma juguetón que se sobrepone al duelo narcisista y transforma el dolor en acontecimiento colectivo. El fantasma es el movimiento de aparición y reaparición, cuyo clamor es tan potente como las imágenes que tiene un ciego para, en medio de la noche, imaginar y ver las estrellas. Hay que volver a imaginar y actualizar los fantasmas que contra el terror y el miedo aparecen y reaparecen para indicar, quizá, que el camino está del lado de las cenizas del Ave de Ayotzinapa. Larga vida a Lucio, larga vida a esos 43 niños normalistas que reaparecerán una y otra vez cuando la memoria active la urgencia de la lucha contra la muerte.

Oscar Ariel Cabezas

domingo, 30 de octubre de 2016

Libro Ayotzinapa



Desde el 2011 han irrumpido movimientos con nuevas caracteristicas que han sacudido al mundo. Vino la llamada Primavera Árabe, el Movimiento de los Indignados españoles, el movimiento de los “Ocupa” en Estados Unidos, #YoSoy132 en México, el movimiento contra la austeridad en Grecia, y en 2016 irrumpió a finales de marzo un movimiento más que se llamó Noches en pie que aparecido en París, cundió en muchas ciuda-des francesas y de otros países. En todos había una crítica a la democracia existente y varios esfuerzos de búsquedas de solución a los males de un capitalismo depredador. En todos se mostraba que se dejaban de lado las concepciones tradicionales de los movimientos, y se expresaban nuevas formas de pensar y actuar. No había identidades cerradas, ni demandas sec-toriales que los acotaran. Sabían a qué se oponían, pero iban encaminándose a delinear lo que querían. Pese a que la Primavera Árabe parecía haber sido aplastada, que el movimiento #YoSoy132 se fue diluyendo, que los Ocupa no podían permanecer mucho tiempo en las plazas, que el ímpetu griego fue humillado por el capitalismo financiero, que el impulso español tuvo una traducción partidista que también quedó acotada en las reglas del sistema, y que en Noches en pie faltaban colectivos organizados, en todos fue quedando una experiencia y un sedimento que ha implicado cambios en la forma de ha-cer política. En todos prevalecían los impulsos horizontales, la desconfianza de los líderes, el debate, la discusión, la construcción de acuerdos comunes. Se trataba de movimientos en los que cabían muchas demandas hermana-das en solidaridad. Se fueron dando convergencias de luchas previas en un nuevo espacio. No se llevaron iluminaciones de unos cuantos que conducían masas. Se propició mutuamente el ir cambiando la mente por medio de expo-siciones con diversos instrumentos, debates, discusiones. De finales de 2014 y hasta mediados de 2016 en México se ha ido expresando otro novedoso movimiento: el de Ayotzinapa. 
El movimiento de Ayotzinapa ha tenido una intensidad que no se le había visto a otros movimientos de este tipo. En este texto se ha propuesto ir juntando todas las piezas para poder tener un panorama de conjunto.1 Queremos comprender lo que lo hace específico. Ha conmovido profundamente a México y al mundo. Tiene un objetivo vital que lo hace existir y ser y un componente de lograr ser oportunidad para la convergencia de muchas luchas. En lo primero ha sido contundente, y en lo segundo ha ido haciendo algunos ensayos. Es un movimiento en pleno proceso que ha tenido varias etapas. Quisimos hacer un cierre en el momento en que el Estado mexicano echó del país a un grupo de expertos que en un principio solicitó cuando la crítica mundial contra el proceder gubernamental había crecido con fuerza. Pero llegó un momento en que los avances que hizo dicho grupo evidenciaron las fallas y graves problemas de la investigación oficial, y el Estado mexicano prefirió el desprestigio internacional que encontrar una verdad sumamente peligrosa para él. En esta forma hacemos una revisión de los primeros 19 meses del movimiento. En el primer capítulo se realiza un recorrido sintético desde el surgimiento del movimiento hasta mediados de 2015. El segundo capítulo se adentra en la centralidad del grupo de expertos independientes de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos

El Archivo del Terror de Javier Duarte


La larga noche de la gubernatura de Javier Duarte llega a su fin. Perdura, no obstante, la estela del terror que sembró durante sus seis años de gestión, prohijado desde las altas esferas del poder público federal, que ahora, acorralado por las especulaciones de complicidad, conjura una suerte de escenificación justiciera que a todas luces responde a los atrabiliarios cálculos electorales de una clase política podrida hasta los tuétanos. El horror innombrable que soportaron las víctimas del duartismo no puede quedar en el olvido. No hay reparación posible para el dolor que padece Veracruz. Documentar los horrores es sólo un gesto minúsculo de justicia, necesario para sanar y compartir un duelo colectivo, que es un primer paso, apenas modesto, en la dirección de un cambio urgente de timón. Ese cambio es una tarea política de la sociedad, no de corruptos olímpicos erigidos en gobernantes electos. La memoria del dolor es el anticuerpo contra los gobiernos criminales. Este es un ejercicio de memoria, una recapitulación de ese terror que diseminó un gobierno criminal encumbrado en eso que su antecesor llamó “la plenitud del pinche poder”.

Los periodistas

Históricamente Veracruz es uno de los estados más peligrosos para ejercer el oficio de periodista. Esta toxicidad hacia el periodismo tiene sus raíces en la histórica relación del gobierno y ciertos flancos del gremio periodístico (maiceo, chayoteo, obediencia de la prensa a los caprichos del poder en turno) y en la satanización y desprotección de los periodistas independientes en un estado fuertemente castigado por la excepcionalidad. Pero esa peligrosidad alcanzó niveles insospechados durante la administración de Javier Duarte. Desde la llegada al poder del impresentable Duarte de Ochoa, admirador confeso de Francisco Franco (el otrora dictador de España), Veracruz se convirtió en el lugar más peligroso en América Latina para el ejercicio profesional del periodismo.

Acaso poco recuerdan, pero la secuencia de agravios contra los periodistas en la era de Javier Duarte arrancó con un incidente que alcanzó relevancia internacional, por la magnitud del desgarriate. En agosto de 2011, María de Jesús Bravo Pagola, columnista de Milenio El Portal, fue acusada por el gobierno estatal por presuntos actos de terrorismo, luego de que en su cuenta personal de twitter alertara a la población de una balacera. Después de un mes de reclusión, Bravo Pagola salió de prisión. Pero la advertencia había sido emitida: el duartismo no toleraría ningún señalamiento a sus allegados criminales.

Ese incidente, para la historia del periodismo en Veracruz, marcaría un punto de inflexión: si tradicionalmente la no alineación se pagaba con persecución, a partir de ese antecedente la osadía de la denuncia se pagaría con encarcelamiento, y no pocas veces con la muerte. No tardó en llegar la ejecución de ese código. El asesinato de Regina Martínez (28 de abril de 2012), ex corresponsal de la revista Proceso, refrendó la ley de hierro del duartismo: muerte a los periodistas.

Veracruz se convirtió en un calabozo para los periodistas e informadores. En este renglón, la entidad tiene saldos desastrosos. De acuerdo con Reporteros Sin Fronteras, el estado es uno de los 10 lugares más peligrosos del mundo para ejercer el periodismo. La Asociación Mundial de Periódicos y Editores de Noticias advirtió que el estado de Veracruz concentra el 50 por ciento de los homicidios contra periodistas en México desde 2011.

El gobierno de Javier Duarte fue especialmente letal para el ejercicio periodístico. Sólo en los primeros 38 meses de su administración,

“[…] en promedio cada tres meses [murió o desapareció] un periodista; y, aunque hay evidencias irrefutables de la mala integración de las investigaciones de la Procuraduría estatal y de ‘sospechosas coincidencias’ de las coberturas periodísticas de algunos de los profesionales de información asesinados, en todos los casos las autoridades niegan que tales crímenes tengan relación con su ejercicio profesional” (Cantú en Proceso 16-II-2014).

En total, durante los seis años de la administración de Javier Duarte, 19 periodistas fueron asesinados.

Cualquiera que colaboró en algún medio de comunicación en la era duartista sabía que estaba expuesto a una lapidaria disyuntiva: “cooperas o cuello”, que es equiparable al “plata o plomo” de los narcos.

Debido a ese clima de hostilidad algunos periodistas decidieron abandonar la entidad y refugiarse en otros estados de la república. En 2013, el periodista Noé Zavaleta –que por cierto abandonó recientemente el estado por amenazas de muerte–, advirtió:

“Reporteros como Andrés Timoteo, excorresponsal de La Jornada, y Rafael Pineda, Rape, tuvieron que salir de Veracruz por considerar que no hay garantías de seguridad mínimas para ejercer el periodismo. El caso más reciente es el del fotógrafo de la agencia Cuartoscuro Félix Márquez, quien abandonó la entidad durante algunas semanas luego de que el secretario de Seguridad Pública, Arturo Bermúdez, ‘sugirió’ que debería estar preso por publicar las fotos de un grupo de autodefensa que opera en Tlalixcoyan” (Zavaleta en Proceso 28-IV-2013).

Pero no todos corrieron con la misma suerte en el exilio. El homicidio de Rubén Espinosa Becerril (colaborador de la revista Proceso, excompañero de Regina Martínez) apunta a un crimen ordenado desde Veracruz, con un mensaje dirigido a la totalidad del gremio periodístico de la entidad: el brazo de venganza veracruzano no conoce fronteras geográficas.

La denuncia no derroca gobiernos ni remueve estructuras socioeconómicas. A lo mucho señala la podredumbre de una fuente de autoridad o previene acerca de los abusos que frecuentemente acompañan al ejercicio de poder. Pero en el Veracruz de Javier Duarte, esa práctica ciudadana elemental era una herejía meritoria de persecución, tortura y muerte. Rubén fue uno de los periodistas más atentos a los abusos de la gestión de Javier Duarte. La evidencia sugiere que pagó con la muerte esa “insolencia”. Poco antes del homicidio de Espinosa Becerril, en un evento con periodistas celebrado en Poza Rica, el mandatario veracruzano había advertido amenazadoramente:

“Voy a tener mucho cuidado con lo que voy a decir. Y si a alguien ofende lo que voy a decir, de antemano le ofrezco una disculpa… Quienes integran esas células delictivas tienen pugnas, quienes están abajo quieren estar arriba. Yo lo digo con total conocimiento de causa. Lamentablemente la delincuencia tiene puentes, nexos con notarios públicos, empresarios, funcionarios públicos, y también algunos de los colaboradores, trabajadores de los medios de comunicación, también están expuestos ante estas situaciones… Hay momentos difíciles… Bajo advertencia no hay engaño. Se lo digo a ustedes, por su familia, pero también por la mía, porque si algo les pasa a ustedes a mí me crucifican todos. Pórtense bien (sic). Todos sabemos quiénes andan en malos pasos. Dicen que en Veracruz sólo no se sabe lo que todavía no se nos ocurre… No se hagan como que la virgen les habla” (Zavaleta en Proceso 9-VIII-2015).

Un día antes de huir del estado para exiliarse en la capital del país, y tras haber recibido reiteradas amenazas de muerte en Veracruz, Rubén confesó al reportero Noé Zavaleta:

“Ayer y hoy me han estado siguiendo. Ya es muy directo: un tipo afuera de mi casa me tomó fotografías, y son los mismos que he visto otras veces… Mejor me voy antes de que me pase lo que a los estudiantes, que me peguen una madriza, que me manden al hospital un mes y que me dejen loco, más de lo que ya estoy” (op. cit.).

Lo que siguió después del asesinato de Rubén fue un éxodo de periodistas que abandonaron la entidad veracruzana en busca de refugio en otras ciudades. Otros optaron por la autocensura.

En una entrevista concertada en agosto de 2015, el reportero de Proceso Noé Zavaleta explicó que los controles de censura se multiplicaron en los últimos años en Veracruz, en el marco de la administración de Javier Duarte, y que entre los tipos de controles más socorridos destacan:

“[…] los autocontroles del propio reportero, controles económicos por parte de los dueños de comunicación locales y controles gubernamentales que condicionan a los medios pequeños a cambio de publicidad oficial, entre otros”.

Todos los informes de organismos internacionales dibujan un contexto siniestro para la profesión periodística en Veracruz, y en aras de su conocimiento testimonial de esta coyuntura, se le pidió a Zavaleta que señalara quién agrede o persigue a los periodistas en el estado. Sin indicar nombres, y con visible cautela, Noé adujo: “Son varios frentes: el crimen organizado, la Secretaría de Seguridad Pública, servidores públicos que se esconden en el anonimato y los propios dueños de los medios de comunicación locales”.

Otro informador, que solicitó anonimato, refirió sin rodeos la situación de los periodistas en Veracruz, y la razón que explica esa condición de calabozo para el quehacer periodístico. Dijo: “En Veracruz, la autoridad pública protege al criminal y persigue al periodista”.

Fuente: http://lavoznet.blogspot.com.ar/2016/10/el-archivo-del-terror-de-javier-duarte.html

Si la gente sólo está al nivel electoral y teme luchar en las calles, aunque por limitadas demandas, ¿qué hacer?



1. Hasta el EZLN –que se creía era la izquierda radical- se ha decido entrar a las elecciones presidenciales con “una candidata indígena”. Ya desde 1977 los partidos políticos que se autodenominaban de izquierda –con la promesa burguesa de subsidios, diputados de minoría, uso de medios de información y arreglos, le habían entrado a los procesos electorales y a los cargos de gobierno. Por un lado es signo del fracaso la suspensión de las luchas armadas y de la poca participación de los trabajadores en movimientos de masas; por otro lado es la muestra del triunfo del modelo capitalista de democracia electoral que se impone en casi todo el mundo. El sistema de dominación en vez de debilitarse demuestra su fortaleza.
2. A veces pienso que estoy rematadamente loco por pensar que el pueblo mexicano –quizá también el mundial- está en condiciones de realizar una gran revolución anticapitalista que entierre para siempre la explotación, la opresión y la desigualdad. Me olvido frecuentemente que no basta que las condiciones objetivas estén maduras para ello; si no existe la conciencia de lucha y unidad de la población, el país podría descomponerse, pudrirse por sus funestas condiciones sin que el pueblo despierte y se levante a luchar. Puede haber pobreza, miseria, desempleo, hambre; pero si el pueblo tiene ocupado su cerebro con TV, futbol, religión, trago, consumismo y artículos de belleza, nada podrá curarlo de esa grave enfermedad.

3. Los viejos izquierdistas de los sesenta nunca hemos votado por ser enemigos de los procesos electorales que nunca han favorecido al pueblo. Muchos de ellos fueron asesinados por el gobierno al tomar el camino de la guerrilla y otros más tomamos el camino de la lucha de masas en las calles en manifestaciones, plantones y bloqueos sin haberse consolidado y soportando, a través de muchas décadas, enorme represión. La clase burguesa mexicana o clase dominante de políticos y empresarios, en ningún momento se le ha puesto en peligro de renunciar a su poder. Por cualquier dificultad a recurrido en primer lugar a la mediatización, a la compra de líderes; en segunda instancia a la represión, encarcelamientos y asesinatos.

4. Después de mil experiencias me sigo preguntando: ¿es que el pueblo mexicano –a pesar de que el mismo dictador Porfirio Díaz declaró hace 108 años que el pueblo ya estaba preparado para elegir a sus gobernantes- aún está en pañales para comprender lo que sucede en su país? Sólo vota el 50 por ciento de los electores –menos de 40 millones- pero sólo sale a las calles a manifestarse 100 o 200 mil, cuando más 700 mil personas, a pesar de que los gobiernos los tengan aplastados en la miseria y el hambre. Yo he opinado siempre de que la gente no debe salir a votar porque la clase explotadora le está viendo la cara de tonto, pero vota la mitad con derechos a sufragio; he invitado con entusiasmo e interés a manifestarse y la gente no sale.

5. A pesar de que todos los gobiernos mexicanos han sido extremadamente negativos para el pueblo, en particular los más recientes por neoliberales y privatizadores: Salinas Zedillo, Fox, Calderón y Peña, la población –con excepción de cuatro o cinco estados- en lugar de levantarse contra ellos sigue votando y, si no existiera esa farsa electoral que de alguna manera la obliga, lo probable es que ni siquiera eso haría. La política hasta hoy parece que sigue siendo un asunto de minorías de izquierda, centro y derecha. Al decir el dictador Díaz en 1908 que “el pueblo ya estaba preparado” para elegir a sus gobernantes, estaba diciendo engañosamente que ya estaba preparado para dejar el poder en manos de otro, de sus amigos.

6. Los seguidores de los procesos electorales se dicen así mismos “pacifistas”, es decir, enemigos de la violencia; silencian que el despilfarro multimillonarios, la compra de medios de información, la compra de votos, el obsequio de despensas y demás “regalos” son formas de violencia contra la ciudadanía y sus competidores. ¿No es violencia acaso imponer autoridades en el INE, en el TRIFE, en las casillas, el conteo de votos? Las primeras elecciones que observé –siendo estudiante preparatoriano- fueron las de 1958; desde entonces se pueden leer actos violentos, mil trampas y fraudes de los gobiernos para imponer a sus seguidores. ¿Pueden olvidarse las denuncias en las elecciones presidenciales de 1988 y 2006 contra Cárdenas y López obrador?

7. Después de vivir en diferentes momentos las manifestaciones, plantones y bloqueos de la Coordinadora de maestros (la CNTE) durante más de tres años, reafirmé que a pesar de los 15 mil maestros en promedio plantados en el DF durante más de 100 días de plantón y movilizaciones el apoyo a su lucha fue mínimo. Por ello pienso que lo electoral se ha fortalecido en México mediante el uso de miles de millones de pesos profundizando con ello el dominio de la gran burguesía gubernamental y privada que con la imposición de lo electoral consolidad su poder de explotación. En los próximos meses veremos a nuevos gobiernos haciendo lo mismo en propio beneficio y un pueblo que sigue arrastrando su miseria sin que sepamos hasta cuándo.

Blog del autor: http://pedroecheverriav.wordpress.com

Atenco: quince años después



I

Ante lo que parecía una sentencia de muerte segura, el 22 de octubre de 2001 nació una de las resistencias más emblemáticas del México bravío. De entonces a la fecha, los ejidatarios del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra (FPDT) han soportado lo indecible ante la ferocidad del Estado. Las tierras de Atenco, amenazadas por la soberbia y la codicia de diferentes administraciones gubernamentales en contubernio con el poder empresarial, son productivas gracias al trabajo y al cuidado ancestral. En ellas conviven la historia milenaria del poeta Nezahualcóyotl y una diversidad de flora y fauna única en el Valle de México. Lo que las mujeres y los hombres del FPDT defienden no es, como absurdamente se maneja en los medios masivos de comunicación, un “pedazo de tierra” sino toda la historia que hay en ella, la identidad cultural y un legado vivo que se opone a la manida idea de progreso neoliberal.

Contra viento y marea, con la firmeza como estrategia y la solidaridad como alimento, el FPDT venció la arremetida iniciada con Vicente Fox. En octubre de 2001empezó la batalla para echar atrás el decreto expropiatorio que buscó pagar las tierras a siete pesos el metro cuadrado. Desde las esferas gubernamentales jamás se esperó la respuesta de los campesinos y, mucho menos, que ésta fuese tan decidida: la idea de dejar la vida por defender la tierra no era simplemente una consigna. Luego de una incesante pelea, el decreto expropiatorio cayó en agosto de 2002. La resistencia del FPDT estuvo signada por la imaginación y la confianza atenquense en la fuerza de la movilización en tanto pilar de la pelea. El FPDT derrotó, machete en mano, a una administración foxista que demostró ser fiel reflejo de la estupidez y la ceguera gubernamentales. La abrogación del decreto expropiatorio significó un verdadero hito en la historia contemporánea de México al poner contra la pared al poder del Estado y demostrar que la única garantía para conservar los derechos sociales se cimienta en la movilización social organizada, inteligente y cohesionada.

II

La lucha iniciada en 2001 representó el nacimiento y la consolidación de la que es, muy probablemente, la organización plebeya más reconocida entre el movimiento social de nuestro país. No existe una sola lucha social de izquierda, por grande o pequeña que sea, mediática o no, a la que el FPDT no haya extendido su cariño solidario. El paliacate y el machete han sabido cobijar a quienes defienden el derecho a la vida en un México que se llena de muerte.

Luego de la cancelación del proyecto aeroportuario, el FPDT se convirtió en una organización faro, cuya interlocución hubo de ser reconocida hasta por las autoridades del gobierno del Estado de México. Entre 2002 y 2006, la resolución de ciertas problemáticas sociales se debió a la fuerza del FPDT sin que ello representara sumisión o abandono de la movilización. Es bueno recordar, además, que en el 2003 se llevó a cabo un proceso electoral en el que algunas organizaciones sociales insistieron en que el FPDT ocupara su prestigio y la fuerza social generada para competir por la presidencia municipal de Atenco. Desde luego, el FPDT optó por rechazar el camino de las urnas y continuar en el andar diario de hermanar distintas luchas. Los ejidatarios atenquenses tejieron una red de organización en la zona de Texcoco que posibilitó el respeto a tarifas de transporte, mayor acceso a servicios de salud y educación, entre otros. El peligro que los atenquenses representaban en ese momento era, ni más ni menos, la fuerza y la voluntad organizativa que, en los hechos, tenía la capacidad de dar respuesta a demandas no atendidas por las autoridades oficiales.

III

Es necesario destacar, por un lado, la labor incansable del FPDT por conjuntar las diversas resistencias locales; por otro, debe tomarse en cuenta que dicha faena se realizaba enfrentando tanto a las autoridades federales –representadas en la administración de Vicente Fox–, como al gobierno del Estado de México encabezado por Arturo Montiel. En 2005, Enrique Peña Nieto llegó a la gubernatura del estado. Un año después, él se haría responsable del brutal operativo desatado contra los ejidatarios. El 3 de mayo del 2006 se llevó a cabo el desalojo de vendedores de flores en el mercado de Texcoco, en el transcurso del día hubo dos intentos de las fuerzas federales por tomar San Salvador Atenco. La madrugada del 4 de mayo, miles de policías federales, estatales y municipales arremetieron contra los ejidatarios. [1] El objetivo de la incursión policiaca era frenar al FPDT, descabezarlo y terminar con la organización campesina. Para ello, el gobierno de Peña Nieto, y para entonces el de Felipe Calderón así como el gobierno perredista de Texcoco, desplegaron todas sus fuerzas policiacas con dicho fin. Es cierto, además, que todo ello ocurrió en el contexto de La otra campaña, la iniciativa zapatista que, justamente, visitó San Salvador Atenco unos días antes y a la que el FPDT se sumó. Sin embargo, más que buscar frenar tal iniciativa, como algunos análisis sugirieron, se trató de dar un escarmiento ejemplar a los atenquenses. Cientos de detenidos, dos jóvenes asesinados, cientos de heridos y veintisiete mujeres abusadas sexualmente fue el resultado del operativo. Además, se desató una cacería de brujas contra los integrantes más representativos del FPDT y, finalmente, se sentenció a Ignacio del Valle, Felipe Álvarez y Héctor Galindo a condenas de más de 60 años en el caso de los dos últimos y de 120 años en el caso del primero.

Parecía, y no era para menos, que el objetivo se había cumplido. Pero desde los primeros días que sucedieron a la incursión policiaca surgieron nuevos liderazgos, especialmente de mujeres que tomaron el mando de la nueva etapa de la resistencia. Poco a poco, vencieron el miedo y las movilizaciones por la libertad de los presos y el castigo a los responsables se hicieron visibles. Quedó claro que el FPDT no fue derrotado y que, pese a la brutalidad de un operativo hasta entonces no visto en el país, venció tanto a la administración de Felipe Calderón como a la de Enrique Peña Nieto. Luego de cuatro años en el frío, [2] tras una intensa campaña nacional e internacional por la libertad de los presos políticos, que unió al más amplio espectro de las fuerzas sociales en el país, la libertad de los atenquenses selló la derrota de Peña Nieto y Felipe Calderón.

IV

El FPDT ha enfrentado hasta el momento a tres administraciones priistas a nivel estatal (Arturo Montiel, Peña Nieto y Eruviel Ávila en la actualidad), a dos panistas a nivel federal (Vicente Fox y Felipe Calderón) y a la que hoy encabeza Enrique Peña Nieto. Todas están marcadas por la rapacidad y el amplio despojo de los derechos elementales del pueblo mexicano recrudecido por el proyecto neoliberal que defienden. Todas han insistido, de diversos modos, en que el nuevo aeropuerto de la Ciudad de México debe ser, pase lo que pase, construido en las tierras atenquenses. Todas, y en eso se hermanan, han sido vencidas por la valentía y la entereza campesina.

Sin embargo, la ofensiva contra Atenco no se detiene. Los ejidatarios han denunciado las distintas estrategias seguidas por el actual gobierno federal para alcanzar el añorado despojo. La intimidación, la compra de terrenos a precios “razonables”, las promesas de cooperativas, las irregularidades en las Asambleas para cambiar “legalmente” la posesión de los terrenos y la violación a los amparos obtenidos son, grosso modo, elementos para llevar a cabo la construcción del aeropuerto. Las recientes agresiones contra miembros del FPDT en el campamento de resistencia, instalado en los terrenos donde se desarrollan obras de construcción, representan una muestra más de la desesperación al no concretar el arrebato. Los campesinos de San Miguel Tocuila que fueron golpeados, y prácticamente secuestrados en su domicilio, señalaron que pase lo que pase no bajarán los brazos.

V

En quince años el FPDT se ha repuesto de los golpes más duros. Se crece al castigo. Lo ha logrado gracias a su fe inquebrantable en el pueblo, a su visión amplia de construir, sin sectarismos pero sin perder la independencia ante las instituciones del Estado, la solidaridad en los hechos.

Para la defensa de la vida han puesto su sangre. Las tierras de Atenco tienen el eco de José Enrique Espinoza Juárez y la solidaridad encarnada en Alexis Benhumea. La valentía de las 27 mujeres, su deseo de justicia, es un ejemplo imborrable para todos los que deseamos un mejor país.

El movimiento social de México tiene mucho que aprender de estos largos quince años en los que machetes, paliacates y solidaridad han hecho del FPDT un digno representante del México bravío.

Para las mujeres y los hombres de Atenco, agradecimiento eterno por su lucha constante y por su amor a la tierra.

Notas:

[1] Una revisión valiosa al respecto del operativo es la que realizó el Canal 6 de julio en el documental Romper el cerco, disponible en https://www.youtube.com/watch?v=qY1VwjT9wiI

[2] Véase la entrevista realizada por Alejandro Almazán a Ignacio del Valle, disponible en http://www.m-x.com.mx/xml/pdf/233/22.pdf

El EZLN sexenal



El anunció del Ejercito Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) sobre su voluntad de impulsar a una mujer indígena como candidata independiente para el proceso electoral del 2018, es a la vez un asombro y a la vez un anuncio que ya se esperaba.
En los últimos dos procesos electorales para elegir al presidente de la república, el EZLN en voz del Subcomandante Marcos, han anunciado estrategias y acciones que tienen el objetivo de hacerse notar en la vida política nacional, estas iniciativas siempre han tenido un sello particular, el rechazar los procesos electorales como medio para cambiar la situación del país, y con base en esto, criticar la candidatura de Andrés Manuel López Obrador, único candidato de izquierda que ha tenido la posibilidad real de disputar el poder político a los neoliberales. Así fue la iniciativa de la “Otra Campaña” en el 2006, así fueron las críticas hacia AMLO en el 2012.

Un pronunciamiento que buscara crear eco a nivel nacional por parte del EZLN, era ya de esperarse, lo que asombra de éste pronunciamiento rumbo al 2018, es que ahora el subcomandate Marcos (o Galeano como dice llamarse ahora) ha dado una vuelta de ciento ochenta grados en su estrategia de participación política, ahora ve viable las elecciones para luchar por sus demandas, y en este sentido consultarán a su bases y a las organizaciones adherentes a su movimiento para impulsar la candidatura “independiente” de una mujer indígena.

Ante esto es preciso manifestar que en una democracia la participación política tanto en la emisión del voto como en la búsqueda de una candidatura por parte de cualquier sector (indígena, migrante, géneros, etc.), es totalmente plausible, así lo dicta el razonamiento más simple y acotado sobre participación política y democracia; pero la realidad es amplia, cambiante y sumamente influenciada por todos los elementos de que se compone, por lo que para entender éste pronunciamiento del EZLN es necesario tener en cuenta las condiciones que articulan el actual escenario rumbo al 2018.

Como sabemos, el Partido Revolucionario Institucional (PRI) y el Partido Acción Nacional (PAN) ambos de corte neoliberal, están ya posicionando a sus candidatos para la elección presidencial, aunque parecen que van separados, los une en esencia los mismos intereses de la oligarquía nacional y transnacional, tanto así que en estas próximas elecciones federales pueden ir en alianza de facto para impulsar a Margarita Zavala, como ya se entrevé desde ahora.

Por el otro lado López Obrador -que con ésta sería su tercera candidatura- es el único candidateable que se opone a las privatizaciones y a los recortes presupuestales a las instituciones públicas, él único que enarbola, por esto, un programa antineoliberal. Esta postura lo pone en contradicción directa con los representantes del PRI y del PAN, un reflejo de las profundas contradicciones de interés entre la mayoría del pueblo mexicano y la oligarquía local.

Estas son las dos posturas que en el 2018 se enfrentarán por la conducción del país; los tres grandes partidos PRI, PAN Y MORENA, desde ahora analizan sus posibilidades; como es de todos sabido, Andrés Manuel López Obrador presidente del partido MORENA tiene por mucho, más posibilidades de ganar las elecciones.

Ante un posible escenario de la derrota de los neoliberales en el 2018, todas las fuerzas de la oligarquía, de uno u otro partido, se organizan y buscan desde ahora estrategias para restarle fuerzas a AMLO, en su momento los partidos pequeños a nivel nacional, como siempre, se sumarán formalmente o de facto a las fuerzas neoliberales; ante esta acción conjunta y coordinada de la derecha, le queda a la izquierda organizarse y avanzar en unidad.

La propuesta del EZLN bajo estas condiciones, parece más apostarle a restar votos a AMLO que a fortalecer un frente nacional antineoliberal.

Al EZLN podemos reconocerle sus excelentes obras literarias, poéticas, en todos los comunicados que emite, reconocer su gran talento en el manejo de símbolos y comunicación internacional, pero no se olvida que en la aprobación de la reforma energética, laboral, hacendaria y demás ataques de la oligarquía al pueblo mexicano, guardó silencio y calló.

Todas las expresiones de inconformidad y lucha son respetadas, pero tenemos que ser sensatos y justos en nuestros análisis rumbo al 2018, AMLO es el único con capacidad real para disputar el poder a los neoliberales. Asumir posturas divisionistas dentro de la "izquierda", llamar a no votar o impulsar candidaturas indendientes de "izquierda", sin duda alguna, es una estrategia que ayuda más a la Derecha, que a un pueblo con esperanzas reales.

martes, 18 de octubre de 2016

Entrevista a Témoris Grecko, guionista de “Mirar morir. El ejército en la noche de Iguala”




Entre el 26 y el 27 de noviembre de 2014 se perpetró un crimen de estado –cuya denuncia todavía está en la calle- del que fueron víctimas un grupo de estudiantes de la Escuela Normal de Ayotzinapa, en la ciudad de Iguala (Guerrero). Murieron asesinadas seis personas y otras 43 resultaron desaparecidas. Oficialmente se atribuyen los hechos a la policía local, pero las organizaciones sociales apuntan más alto en la escala de responsabilidades: a la policía estatal, federal y al ejército mexicano, entre otros actores. Estrenado en octubre de 2015, el documental “Mirar Morir” rastrea en 99 minutos las lagunas de la investigación, los encubrimientos del aparato estatal, otros episodios de violencia en Iguala, el rol del ejército, las redes de narcotráfico y su vinculación con la política y las corporaciones. Además, el audiovisual dirigido por Coizta Grecko B y producido por “Ojos de Perro vs. la Impunidad” y “Cuadernos doble Raya” ha sido galardonado en 2016 con el premio “LASA Award to Merit in Film” que otorga la Latin American Studies Association y en el X Festival de la Memoria celebrado en Cuernavaca.  
El guión y la investigación de “Mirar Morir” corren a cargo del periodista independiente Témoris Grecko, quien en septiembre de 2016 ha publicado el libro “Mentira histórica. Estado de impunidad, impunidad de Estado” (Ediciones Proceso) con la información actualizada de las pesquisas. Grecko ha escrito crónicas y reportajes en 91 países y territorios, además de libros como “Canás. Francotiradores en la Siria rebelde”, “La Ola Verde” (en torno al conflicto de 2009 en Irán), “Asante África” (sobre el sida y el racismo en África del Este y del Sur) y “El Vocero de Dios”, sobre la extrema derecha católica mexicana. En 2016 participó asimismo en el proyecto multimedia “Los 12 mexicanos más pobres. El lado B de la lista de millonarios”, realizado por Cuadernos Doble Raya, Oxfam México y Ojos de Perro. El documental “Mirar Morir” se presentó el 26 de septiembre en el Aragó Cinema de Valencia, en un acto organizado por Antimilitaristes-MOC.

-El 26 de junio se proyectó el documental “Mirar Morir” en diez ciudades europeas. El 26 de julio se llevó a cabo la proyección latinoamericana, en Buenos Aires, Montevideo, Río de Janeiro, Santiago de Chile y San Cristóbal de las Casas, entre otras ciudades. El 26 de agosto, en América Central y América del Norte; y el 26 de septiembre se realizó un “pase” global en 105 ciudades de 26 países. ¿Ha contribuido la presión internacional a que el gobierno de Peña Nieto diera algún paso respecto a los crímenes de Iguala? ¿Cuáles?

Fue a causa de su crisis de credibilidad, de la inminencia de elecciones legislativas y de la presión internacional que el gobierno mexicano se vio obligado a aceptar la asesoría técnica del Grupo Interdisciplinario de Expertos Internacionales (GIEI), enviado por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, para supervisar la investigación oficial y hacer recomendaciones y señalamientos. En dos informes, el GIEI desmontó que dicha investigación estaba plagada de manipulaciones, fabricación y ocultamiento de evidencias y de escenarios del crimen, destrucción de evidencias, hipótesis sostenidas en declaraciones arrancadas bajo tortura, peritajes incorrectos o inexistentes, marginación de líneas de investigación, etcétera. Es por eso que el gobierno, con la ayuda de la prensa servil, maniobró para crear en la opinión pública el ambiente que justificara la expulsión de facto del GIEI, que ocurió en abril de 2016. Sigue siendo vital, sin embargo, que la opinión pública internacional presione a sus gobiernos para que los organismos internacionales, a su vez, continúen con la vigilancia sobre las acciones del gobierno mexicano, hasta que acepten llevar a cabo una investigación seria, honesta, completa, transparente y creíble.

-¿En qué han consistido las investigaciones oficiales? ¿A quién se ha tratado de encubrir? En el documental se hace referencia al 27º Batallón de Infantería del ejército mexicano…

Como argumentamos en el documental y en mi libro (“Mentira histórica”), los crímenes de Iguala pudieron cometerse porque las autoridades de todos los niveles, incluidos el Ejército y la Marina mexicanos, y las distintas policías y servicios federales, permitieron -con pleno conocimiento de lo que ocurría- que se impusiera un imperio criminal en la región de Iguala, que a su vez era una pieza clave de una red de tráfico de heroína con valor potencial de 10 mil millones de dólares, sólo por lo que pasa por Iguala. Todas estas corporaciones permitieron –de nuevo, con pleno conocimiento de lo que pasaba- que un grupo armado de criminales conocidos atacara a civiles pacíficos, asesinara a seis y condujera a 43 hacia la desaparición forzada. Después, se han rehusado a colaborar con las distintas investigaciones y han operado para ocultar información.

-El documental (presentado en 2015) señala que en la zona de Iguala se han planteado más de 350 casos de denuncia por personas desaparecidas. ¿Resulta una excepción lo ocurrido con los seis estudiantes “normalistas” asesinados y 43 desaparecidos en septiembre de 2014?

Es la norma. Cientos de personas fueron desaparecidas a lo largo de años, muchas asesinadas en las calles, muchas secuestradas en filtros de tráfico del Ejército o distintas policías, o asesinadas allí mismo.

 -¿Se ha tratado de proteger al ejército? ¿Qué relevancia tiene el “Pentágono de la Amapola” y personajes como José Luis Abarca?

El Pentágono de la Amapola es la mayor región productora de amapola en el continente americano, con un 42% del total de México y un 40% del total continental, y es por lo tanto la principal abastecedora de heroína para el mercado estadounidense. Abarca era una pieza importante de uno de los cárteles involucrados, el de Guerreros Unidos, pero los jefes son otros tanto a nivel regional como nacional, y no han sido molestados por la fiscalía. En particular, el gobierno ha hecho cuanto ha podido para ocultar el involucramiento de policías y personajes del vecino municipio de Huitzuco, base del poder del clan caciquil más conocido del estado de Guerrero, el de los Rubén Figueroa, que jugaron un papel importante en la introducción del cultivo de la amapola a la sierra guerrerense en los años 70, cuando era gobernador estatal el ya finado patriarca del clan, Rubén Figueroa Figueroa.

-Además de las proyecciones globales, el audiovisual tiene un fin solidario y militante. ¿A qué se destinan las donaciones recibidas? 

La mitad se divide entre el comité de padres y madres de los 43 y el grupo de búsqueda de Los Otros Desaparecidos, de Iguala; la otra mitad va al fondo de producción de documentales de Ojos de Perro.

-¿Cómo ha recibido la opinión pública mexicana, más allá de los círculos militantes, el documental? ¿Se ha roto el “cerco” del que son objetos las producciones independientes?

La inquietud de amplios sectores de la opinión pública por el caso Iguala ayudó a romper y hace cenizas dicho cerco. Evitando los circuitos de distribución comercial, grupos ciudadanos han organizado proyecciones de manera independiente en todo el país, y en otros 30 países del mundo (26 sólo en la #ProyecciónGlobal #Ayotzinapa2años). La televisión ignora la película pero en prensa y entre columnistas y articulistas ha tenido una acogida sensacional.

-¿Qué diferencia de trato has percibido respecto a otros audiovisuales que abordan la misma cuestión, como “La noche de Iguala? ¿A qué lo atribuyes?

Un videohome que utilizó actores de telenovela para acusar a los 43 desaparecidos de criminales, fue exhibido por dos semanas en circuitos comerciales, también en octubre de 2015, y desapareció de la historia. #MirarMorir, en cambio, está por cumplir un año y seguimos recibiendo peticiones para exhibirlo en México y el mundo. Pronto estará también en Nueva Delhi, por ejemplo. Y además, ya está en Netflix, en España, América Latina y Estados Unidos.

-¿Habéis recibido algún tipo de presiones o amenazas los colectivos de comunicadores “Ojos de Perro vs. La impunidad” y “Cuadernosdobleraya.com”?

Preferimos ser muy cuidadosos con los temas de seguridad.

-Por último, en agosto comenzaste a impartir en México un taller titulado “El periodista en combate. A la guerra sin fusil: despliegue, desempeño, ética y supervivencia”; también has escrito un artículo, “Anti-Manual del Joven Periodista”, en el que desmontas viejos mitos y te desmarcas radicalmente del periodismo oficial. ¿Cómo resumirías tu idea del oficio periodístico?

Servicio a la sociedad, desnudaje del poder, compromiso con la verdad y la justicia.

Sin avances caso de los normalistas de Ayotzinapa


Autoridades siguen sin dar con paradero de los 43 estudiantes desaparecidos hace dos años


“Si usted tuviera un hijo desaparecido, ¿se quedaría sentado o saldría a buscarlo por años?”, es la pregunta que el 22 de setiembre reiteró en rueda de prensa Mario González, padre de César González, estudiante de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa desaparecido junto con otros 42 compañeros el 26 de setiembre del 2014 en Iguala, en el estado suroccidental de Guerrero.

A dos años del crimen, en que miembros de las policías locales de Iguala y Cocula asesinaron a seis personas, hirieron a decenas y secuestraron a 43 estudiantes normalistas para luego entregarlos a un grupo de narcotraficantes, el gobierno y la Procuraduría General de la República (PGR), encargada de la investigación, no han podido dar con el paradero de los jóvenes.

En 26 y 27 de setiembre, en más de 100 ciudades del mundo se realizaron actos de protesta, marchas y actividades demandando verdad y justicia para los 43 estudiantes y sus familias, las que han encabezado un movimiento social incansable y en el último año han realizado caravanas en Europa, EEUU y Sudamérica.

“Reiteramos que la verdad y la justicia son una demanda irrenunciable y que el castigo a los culpables, a todos los culpables, nacerá de la lucha de abajo”, sentenciaron el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) y el Congreso Nacional Indígena (CNI) en un comunicado previo a las movilizaciones.

En unos 30 países se proyectó el documental “Mirar morir. El Ejército en la noche de Iguala”, dirigido por el cineasta mexicano Coizta Grecko con guión de Témoris Grecko, quienes destacan el papel de las Fuerzas Armadas en varios momentos clave del ataque contra los normalistas.

“¿Dónde están? ¿Qué les pasó? El no saber es el castigo más cruel. Recuerde que toda vida humana es sagrada; no sólo la de sus amigos”, dijo el fundador de la banda británica Pink Floyd, Roger Waters, en un concierto que dio el 28 de setiembre en la capital mexicana, dirigiéndose al presidente mexicano Enrique Peña Nieto.

“Verdad histórica” Según datos del Registro Nacional de Datos de Personas Extraviadas o Desaparecidas (RNPED), entre el 2007 y diciembre del 2015 la cifra acumulada de desaparecidos a nivel nacional alcanza a 27,887, de ese total 48% corresponde al mandato de Peña Nieto.

La versión oficial del caso Iguala-Ayotzinapa, formulada en enero del 2015 por el entonces procurador general Jesús Murillo Karam, quien incluso la elevó al rango de “verdad histórica”, afirma que integrantes del cártel del narcotráfico Guerreros Unidos se habrían encargado de incinerar a los 43 estudiantes en el basurero de Cocula, después de que los policías municipales, coludidos con los delincuentes, se los habían entregado. En la tarde del 27 de setiembre, los criminales habrían guardado los restos de los normalistas en bolsas de plástico y las habrían tirado al cercano Río San Juan. La PGR no ha establecido responsabilidad de los integrantes de la Policía Federal y del Ejército que estuvieron presentes en el lugar de los hechos.

Sin embargo, las investigaciones realizadas en el 2015 y 2016 por los peritos del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF), por grupos de periodistas independientes y por los miembros del Grupo Interdisciplinar de Expertos Independientes (GIEI), nombrado por la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos (CIDH), han cuestionado substancialmente el informe de la PGR y han contribuido a abrir nuevas hipótesis y a evitar que el caso fuera cerrado antes del tiempo.

Según el informe final del GIEI de abril pasado, en la “noche de Iguala” se realizó un verdadero operativo de persecución en contra de los estudiantes durante varias horas, en el que actuaron no sólo las policías locales, sino también la federal, la estatal, la ministerial y las Fuerzas Armadas en “perfecta coordinación” e informadas “en tiempo real” de los ataques.

“Los indicios van a salir poco a poco pero lo que se sabía desde el inicio es que la documentación por contexto nos permite afirmar que el Ejército tuvo el papel de contención para que se realizaran el operativo y las violaciones”, explica a Noticias Aliadas Francisco Cerezo, defensor de derechos humanos del Comité Cerezo México.

“La documentación de contexto es cuando no tenemos los elementos directos, como un testigo que lo haya visto, pero por la forma del operativo podemos reconocer patrones de comportamiento en violación a derechos humanos”, precisa Cerezo.

Numerosos testimonios de presuntos delincuentes detenidos en el 2014 por los hechos de Iguala, de los cuales 130 aún quedan encarcelados sin sentencia, fueron obtenidos mediante tortura e invalidaron los resultados de la investigación.

Conspiración del silencio Distintos estudios han demostrado que es imposible calcinar 43 cuerpos según las modalidades descritas por los detenidos y contenidas en el expediente oficial. El GIEI señaló que la PGR dejó a lado una línea de investigación importante sobre uno de los autobuses que habían tomado los estudiantes y que, sin que ellos supieran, pudo haber estado cargado de heroína y haber desatado la cacería de policías corruptos y narcotraficantes contra los normalistas.

Finalmente, de las actas del expediente oficial resulta que el celular del normalista Julio César Mondragón —uno de los seis asesinados en Iguala— le fue robado y hasta abril del 2015 fue utilizado para hacer llamadas. Es lo que descubrió Francisco Cruz, autor del libro La guerra que nos ocultan sobre el caso de los 43 junto con los periodistas Félix Santana y Miguel Ángel Alvarado.

Según Cruz, los rastros de ese teléfono llevan a las oficinas del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (CISEN) y al Campo Militar Nº 1, en Ciudad de México. Existe una “conspiración del silencio” para proteger a las Fuerzas Armadas, asegura.

Crecen, entonces, las presiones hacia la PGR y el Ejecutivo. El pasado 21 de setiembre, Jan Jarab, representante de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos en México, insistió que el caso no se cierre.

“No puede quedar impune, el caso no está esclarecido, no hay garantía de que todos puedan ser castigados”, manifestó.

Tras la negativa del gobierno a renovar el mandato del GIEI en abril, la CIDH anunció la implementación de otro mecanismo de seguimiento a las recomendaciones de los expertos a las autoridades mexicanas. Desde el 9 de setiembre, vigila la aplicación de las medidas necesarias para determinar la situación y el paradero de los 43 estudiantes identificados como desaparecidos.

“Es positivo porque pese a que el Estado mexicano incluso corrió al GIEI, se mantiene la vigilancia por parte de una instancia internacional para que trate de cumplir las recomendaciones”, precisó Cerezo.

Fuente: http://www.noticiasaliadas.org/articles.asp?art=7360

Padres y alumnos defienden con fuerza a sus maestros



1. Durante más de media hora he escuchado la trasmisión en directo por “El Universal TV”, acerca del enorme apoyo que los padres de familia están dando a los 11 (once) maestros y trabajadores cesados por el gobierno en la SEP. Esta relación maravillosa de padres de familia, alumnos y maestros es sin duda un ejemplo en todo el país para demostrar el verdadero contenido de la educación que descansa en el servicio y la solidaridad entre los componentes esenciales del proceso educativo. ¿Para qué sirven las autoridades tontas cuando sus funestas intervenciones sólo sirven para descomponer esa relación humana ejemplar?
2. Se trata de la escuela primaria Leonardo Bravo bajo la dirección de Fco. Nicolás Bravo Herrera, dirigente también de la Coordinadora (la CNTE) y, hasta hace dos años, secretario general de la Sección Novena Democrática. ¿Qué se podría esperar de un maestro como Francisco que durante más de tres años estuvo al frente de la Novena trabajando doble turno: de 8 a 16 horas en su escuela y de 17 horas a 24 horas atendiendo a los maestros en la sección sindical sin gozar de comisión, sin compensación alguna y sólo con la convicción de servir? Pude estar varias semanas en varios meses ayudando en las guardias nocturnas, observando el trabajo de Francisco.

3. La realidad es que así deberían ser los padres de familia en todo México: estar muy ligad@s a las escuelas de sus hijos, reconocer a los maestros que son realmente de conciencia de trabajo, y padres y maestros estar muy bien informados de lo que sucede en nuestro país. ¿De qué educación democrática se puede hablar en la historia de los últimos 70 años en este país cuando autoridades nacionales y estatales de la SEP y dirigentes del sindicato espurio de la SNTE han hecho lo que han querido usando a la mayoría de los maestros en personeros del gobierno del PRI y del PAN? Los únicos destructores de la educación han sido gobierno y sindicato.

4. Por ello los maestros más conscientes y honestos han defendido, hemos batallado junto a la CNTE desde 1979, para acabar con la manipulación educativa que tanto daño ha hecho a la enseñanza nacional. La escuela Leonardo Bravo, ubicada en la Calzada de los Misterios, popular colonia Peralvillo, de la ciudad de México, goza de un magnífico prestigio por la atención permanente de sus profesores a la comunidad. En ese video puede escucharse opiniones de padres de familia entrevistados por la reportera del El Universal reconociendo el trabajo de los profesores y desconociendo a las autoridades de la SEP que se negaron a recibirlos.

5. Estoy seguro de en Iztapalapa, Tláhuac y otras colonias de la CDMX han surgido protestas parecidas y defensas destacadas a los maestros. Compañeros me han escrito que no tratan mal a los jóvenes maestros que la SEP ha enviado como sustitutos, pero éstos tienen que comprender que nuestro trabajo los vamos a defender con todo lo que tenemos pues de ello depende nuestra familia, además que no tenemos ninguna culpa. ¿Acaso en la Ley Federal del Trabajo no dice que cuando los trabajadores están en huelga o paro los trabajadores conservan todos sus derechos hasta no concluir el movimiento con acuerdos de ambas partes?

6. Pero los gobiernos de México siempre han actuado unilateralmente: jamás consultan nada y cuando dicen que consultaron, la realidad es que lo hacen sólo con sus amigos e incondicionales. Muchas veces los tontos somos nosotros que les creemos, que vivimos esperanzados en que algún día cambiaran; nunca nos damos cuenta de la siempre puerca cola que arrastran. Todos los gobiernos del PRI y sus acólitos del PAN se han pasado aliándose a los funestos dirigentes del SNTE, llámese Robles Martínez, Jongitud Barrios, Esther Gordillo o el Charro Díaz. Desde que se fundó el SNTE en 1943 todos esos dirigentes han sido agentes incondicionales del gobierno.

7. La realidad es que en estos últimos cuatro años nunca propusimos la toma del edificio del Sindicato Nacional (el SNTE) de las calles de Venezuela. Hemos estado en la Plaza Tolsá, en el Zócalo, en el Monumento de la Revolución, en la calle de Bucareli, en la Ciudadela; a pesar de que el local del SNTE se ha convertido en fortaleza, fácilmente pudimos o podemos adueñarnos de él, pero no hemos querido. Por lo menos, de entrada, deberíamos: ¡Obligar al Charro Díaz a reconocer a la sección IX y sus dirigentes encabezados por el profesor Enríquez, a reconocer a 50 comisionados a gestiones y a pagar todos los gastos del edificio, pero ya!.

8. En la sección Novena he observado el trabajo, la inteligencia, la capacidad de por lo menos un centenar de compañeras y compañeros que durante los últimos 10 años acuden todas las tardes a realizar gestiones (sin pago o compensación alguno) a favor de todos los compañeros que tarde y noche de lunes a viernes llenan el edificio de Belisario Domínguez 32 (edificio donde funcionó el Comité Ejecutivo Nacional durante décadas hasta principio de 1972) El día en que la lucha logre su reconocimiento esta sección será el inicio de los días de liberación nacional del magisterio. Por ello el sindicato charro o espurio pone todas las trabas para no convocar otro congreso. ¿Ánimo maestros y padres de familia!



Blog del autor: http://pedroecheverriav.wordpress.com