No es fácil caracterizar los eventos del 26 de septiembre de 2014, en la ciudad de Iguala (Guerrero, México), tan terriblemente onerosos para los estudiantes de la Escuela Normal Rural "Raúl Isidro Burgos", de Ayotzinapa.
Hasta hace poco, se pensaba que la brutal cacería de alumnos de esa institución –saldada con el asesinato de tres de ellos más un deportista, un chofer de autobús y un taxista que tuvo la desventura de ponerse en la trayectoria de las balas disparadas por las llamadas 'fuerzas de seguridad'– y la subsiguiente desaparición forzada de 43, para ser entregados a un grupo del crimen organizado, habían sido actuaciones imputables en exclusiva al alcalde de la ciudad de Iguala y a su esposa. Hoy, tras una serie de datos difundidos por algunos periodistas, es dable pensar que fue un hecho en el que también pudieron haber intervenido fuerzas federales. leer completo pdf
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