Alemania ofreció ayuda a México, mientras en Innsbruck, Austria, se hace un último intento para identificar a los estudiantes de Ayotzinapa. Científicos mexicanos cuestionan la versión oficial sobre lo sucedido.
El pasado 20 de enero, el jefe de la diplomacia alemana, Frank Walter Steinmeier ofreció en Berlín a su par mexicano, José Antonio Meade, la ayuda de Alemania en la identificación de los restos de los estudiantes de Ayotzinapa supuestamente asesinados el 26 de septiembre pasado. Un portavoz del ministerio alemán de Exteriores destacó que “se busca apoyar proyectos concretos para el fortalecimiento del Estado de derecho en México, entre ellos se considera posibilidades para apoyar una reforma al Sistema Penal, así como para la identificación de las víctimas”. El portavoz del ministerio, que pidió mantenerse en el anonimato, señaló a DW que ya tienen lugar conversaciones bilaterales al respecto.
Entretanto, en el Instituto de Medicina Forense de la Universidad de Innsbruck, Austria, el científico Walther Parson, que dirige las investigaciones para identificar a los estudiantes del magisterio desaparecidos, informó que no puede especificar las posibilidades de éxito ni el tiempo que durará el último intento de esa institución por identificar a las víctimas.
Los científicos austríacos propusieron a las autoridades mexicanas la utilización de una novedosa tecnología llamada “secuenciación paralela masiva”, (massive parallel sequencing o MPS) para identificar los restos óseos de 16 cadáveres hallados en un basurero de Cocula, México. Los investigadores hicieron su propuesta después de que los análisis de ADN mitocondrial no lograran la identificación de los restos enviados por las autoridades mexicanas.
“Los resultados sugieren que el calor excesivo destruyó el ADN nuclear y mitocondrial en los restos a tal grado que los métodos convencionales no arrojarán ningún resultado”, dijo Parson a DW. El método “MPS” conlleva el riesgo de que puede consumir el material genético restante sin obtener ningún resultado. Hasta el momento el único identificado por los científicos austríacos ha sido el joven Alexander Mora Venancio de 19 años, que cursaba el primer año en la escuela normal de Ayotzinapa.
Científicos mexicanos cuestionan la versión oficial
El físico mexicano Jorge Antonio Montemayor sostiene que es imposible que una muela y un hueso del joven, a partir de los que fue identificado, hayan podido sobrevivir a la cremación. “Eso es imposible. O se tiene una situación en la que no es posible identificar a ninguno, o se tiene una situación en donde habría información genética que hubiera permitido la identificación de por lo menos un 60% de los estudiantes”, afirma Montemayor en conversación con DW. El científico del Instituto de Física de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) lideró la investigación que lo llevó a él y a otros especialistas a asegurar que la hipótesis de la Procuraduría General de la República (PGR) no es plausible.
En diciembre pasado, Montemayor publicó una investigación, a la que tuvo acceso DW, que cuestiona la línea de investigación de la PGR, basada en las declaraciones de tres detenidos que confesaron haber recibido y ejecutado a los 43 normalistas que les entregaron los policías municipales de Iguala y Cocula.
El pasado 7 de noviembre el titular de la PGR, Jesús Murillo Karam, anunció que los estudiantes, según declaraciones de uno de los detenidos, fueron llevados en un camión de tres y media toneladas al basurero de Cocula. Quince de ellos ya estaban muertos. Los tres acusados mataron a los sobrevivientes y los arrojaron a la parte baja del basurero. Hicieron una pila con leña y llantas, y arriba acomodaron los cadáveres, a los que rociaron con diésel y quemaron hasta las tres de la tarde del día siguiente. Luego recibieron la orden de fracturar los restos, que arrojaron al río San Juan en ocho bolsas. Algunas de ellas se rompieron.
"Absolutamente imposible"
“Escuchando la conferencia que dio el procurador nos quedó claro que esa tesis sobre lo sucedido era altamente improbable”, recapitula Montemayor, que ha sido perito en casos en los que no hay claridad sobre la responsabilidad de un accidente o crimen. “Nos basamos en las declaraciones verbales del señor procurador y las imágenes publicadas del basurero de Cocula. Analizamos el área calcinada y demostramos que era absolutamente imposible la hipótesis que todavía maneja Murillo Karam. Hay una especie de autismo”.
“Encontramos que con leña no podía haber sido porque hubieran sido necesarias 33 toneladas de leña de 4 pulgadas de diámetro, que tenía que estar seca. Con llantas hubieran necesitado 995 llantas que hubieran dejado 2.5 toneladas de alambres. Demostramos que era imposible que los estudiantes hubieran sido calcinados de esa manera según las leyes de la física y de la química, en el marco de la termodinámica”, afirma Montemayor.
El científico que inicialmente ofreció su disposición a ayudar, supone que si los estudiantes fueron quemados “tendrían que haberse utilizado crematorios modernos, ya sea funerarias particulares, del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSTE) o crematorios de las fuerzas armadas”.
Los padres de los estudiantes desaparecidos insisten al gobierno mexicano para que abra otras líneas de investigación, una demanda que hasta ahora ha sido desoída. “Es necesario que la PGR abra una nueva línea de investigación para poder acceder a estas instituciones, verificar las actas de defunción, los gastos de consumo de gas y otras cuestiones. “No soy parte del equipo que asesora a los padres de los estudiantes, pero ejercemos una presión ética y moral desde el seno de la sociedad mexicana”, insiste Montemayor.
El científico no descarta la posibilidad de que los normalistas se encuentren aún con vida. “El miércoles pasado encontraron a 23 muchachos vivos, hombres, mujeres y niñas, que permanecían secuestrados desde hace más de un mes en una cueva en Arcelia, Guerrero”. Incluso en el caso del joven Alexander Mora Venancio, el único identificado de Ayotzinapa, Montemayor afirma que podría estar vivo: “Fue identificado a partir de fragmentos calcinados de un diente y una mano, posiblemente de un dedo, pero eso no prueba que haya muerto”.
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